Fieles servidores de comunidades
Con gran despliegue, y entre elogios o críticas, se van sucediendo en los cargos que conllevan ejercicio de autoridad o en las empresas industriales, algo que ojalá se cumpliera con la debida justicia, sea en reconocimientos, sea en reclamos por negligente labor. Hay, por otro lado, un gran número de servidores de la comunidad, en sus distintos frentes, cuyo final de labores, a veces de extraordinaria importancia, pasa inadvertido, y habrá también callada complicidad cuando se dejan sin reclamo aspectos que habrían debido afrontar. En el caso de la docencia, en la responsabilidad en entidades cívicas y sociales, en la dirección de entidades de salud, cuántos méritos de abnegados ciudadanos, pero, también, cuánta irresponsabilidad al desempeñar esos que deben ser eficientes liderazgos.
De justicia es pasar a referirnos a otro gran grupo de servidores de las comunidades, a escala local, regional o nacional, que van cumpliendo callada pero eficiente labor, en los que puede haber, también, fallas no denunciadas, pero con porcentaje de bondad de al menos un noventa por ciento. Son quienes desde el liderazgo espiritual testimonian su fe en noble, generoso y desinteresado servicio. Allí están, en primer término, laicos inspirados en el mensaje cristiano como el abogado francés Federico Ozanam, el médico Italiano José Moscati, el internacionalista austríaco, luxemburgués, Robert Schuman, padre de la Europa Moderna, el agricultor Isidro Labrador, campesinos y obreros predicadores de la fe y constructores de patria con el ejemplar cumplimiento de sus deberes.
Sobre la labor de religiosos y religiosas de innúmeras comunidades tenemos, allí, tantos servicios a diversa escala social, o educativa, en atención a niños, ancianos, enfermos con el solo reclamo del amor recompensador del mismo Dios. También, cuántos humildes párrocos han mantenido no solo la fe sino el constante progreso de los pueblos al orientar la honestidad en el trabajo, la lejanía de los vicios, la vida familiar en amor, fe y solidaridad. Se da publicidad máxima si llegan a fallar alguna de las personas que han optado por esta vocación, y se callan las millares y millares de obras de bien de la inmensa mayoría de ellos.
Pasando al servicio episcopal, personas que la Iglesia coloca al frente de Diócesis, cuyo relevo se va dando por nombramientos que vienen del Papa, hay múltiples ejemplos meritorios. Recientemente grande la labor del cardenal Pedro Rubiano, en Bogotá, continuada, con gran diligencia, ya por cuatro años, por el cardenal Rubén Salazar. Excelente labor fue cumplida en Bucaramanga por el arzobispo Víctor Manuel López, seguida con sencilla dedicación por Mons. Ismael Rueda. Acaba de entregar la Diócesis de Santa Marta monseñor Ugo Paccini, pasando la responsabilidad al obispo Luis Adriano Piedrahita, quien cumplió meritoria labor en Apartadó. Asumió en Armenia el obispo vallenato Pablo Emiro Salas, con previa excelente labor en la Diócesis del Espinal, y quien entró en la sucesión de cuatro anteriores obispos que consumieron parte de sus vidas al servicio de esa comunidad quindiana pujante en tantos aspectos, incluido el religioso. Destacado fue, en Armenia, el primer pastor, el sabio y santo obispo santandereano Jesús Martínez Vargas. Recientes relevos se han tenido, también, en regiones apartadas como Mitú, Guapi, Inírida y Puerto Gaitán, por jóvenes pastores que entran a continuar secular labor de obispos misioneros.
No hemos tratado de ostentar obras, o reclamar honores, pero sí hacer justo reconocimiento a que, en este país de tanta corrupción, se haya tenido la presencia de dirigentes honestos y sacrificados al servicio, de las comunidades. Esta memoria es importante destacarla ante las nuevas generaciones, para que cobren aliento y entusiasmo por el bien.
*Presidente del Tribunal Ecco. Nal.