Entre alarmantes realidades
“Nunca hay razón para desesperar”,frase alentadora del Manual de importante organización apostólica. “Si cayere a pedazos el orbe a mis pies, impávido me empinaré sobre sus ruinas”, dijo un luchador valiente. Hay, también, esta sabia advertencia: “quien se apoya en las criaturas cae con la debilidad de estas, quien se apoya en Dios tiene estabilidad eterna”. Buscando piso firme, en medio de tantos desastres, encontramos el secreto para seguir en la lucha por el bien, en cuanto expresó ese indomable luchador, San Pablo, cuando decía: “Yo sé bien en quien tengo puesta mi fe” (II. Tim.1,12).
Importante tener presentes expresiones como las anteriores, cuando, en determinados momentos nos vemos entre realidades de verdad tan alarmantes, y necesitamos ideales firmes para no desfallecer. Es que, en este orden de ideas, vemos, a diario, empeño pertinaz de levantar banderas en contra de la misma existencia de Dios, y del orden natural por Él establecido. En reciente comentario ya hemos recordado, bajo el título “Por verdadero amor humano”, los intentos de la hoy difundida “ideología del género”, que desconoce aspectos básicos de la personalidad humana, comenzando por el amor verdadero.
Pasando al caso de las orientaciones a generaciones que van surgiendo, conturba, ciertamente, constatar que en esta patria nuestra, bendecida por Dios con la fe que ya por siglos se ha cultivado, tengamos campañas difundidas oficialmente en centros docentes, como en la capital de la República, en abierto desprecio de los principios morales del cristianismo. Se lleva a niños y jóvenes a manejar lo sexual sin atención a esas salvadoras normas, y, sumiéndolas en un naturalismo en el cual lo único importante es enseñarles a evitar embarazos, así tengan desde temprana edad las relaciones sexuales que se quieran. Los mismos animales tienen sus períodos de continencia, y a los humanos esas campañas oficiales los van llevando a no utilizar la inteligencia y voluntad, en un dominio saludable, sino abrirles paso a placer y más placer.
Para evitar problemas ante embarazos, que vengan al fallar las instrucciones para evitarlos, el camino al que apelan, diciendo que es como “derecho de la mujer”, así se pisoteen los derechos del niño concebido, es el aborto, que, de solo despenalizarlo en algunos casos, han pasado a autorizarlo como derecho y querer obligar a los médicos, que aun en contra de sus conciencias, cometan algo que es el más aleve de los crímenes, al hacerlo contra un inocente indefenso.
En esa lluvia de alarmantes realidades, está, también, el empeño de desfigurar la familia basada en la ley natural, iniciada por varón y mujer con proyección a“comunidad de amor”, con hijos educados en principios que los lleven a generar servicio a la comunidad, dándole igualdad y hasta superioridad al convivir de parejas del mismo sexo, por naturaleza infértiles.
Son apenas una muestra de realidades a las que hemos dado el benigno titulo de “alarmantes” que nos circundan hoy, sin entrar a mencionar despropósitos como el proceder de voceros de la guerrilla que dilatan un proceso hacia la paz, que todos anhelaríamos, tomando actitudes de vanagloriarse de crímenes cometidos como “contribución al bien de la nación”, y que quieren ser honrados sin pedir perdón por ellos, y hasta reclaman privilegios sobre los ciudadanos honestos y sacrificados que nunca han cometido delito alguno.
En medio de este mar de “realidades alarmantes”, no perdemos la fe en salir adelante al volver a las sentencias que inicialmente recordamos. Posiblemente sigamos “de derrota en derrota” ante quienes manipulan los acontecimientos, pero con la esperanza, como Churchill, de “llegar a victoria final”. Así nos califiquen de “dinosaurios”, seguiremos luchando por nuestros salvadores ideales.
*Presidente del Tribunal Ecco.Nal.