EN un clima social lleno de nubarrones, agitación política y enredos en el entorno judicial del país, inicia la concertación para reajustar el salario mínimo de los trabajadores colombianos en 2019.
Al mismo tiempo, economía anda floja y consumo de hogares no levanta cabeza.
Negociadores del Gobierno, empresas y sindicatos comienzan a mover cartas del incremento salarial para 2 millones de trabajadores en momentos en que las ventas con efectivo y dinero plástico en el comercio son escasas.
Además, el ánimo de patronos y centrales obreras está influenciado por el rumbo que tome en el Congreso controvertida ley gubernamental de financiamiento.
La economía en ningún caso crecerá arriba de 3% este año.
Hay cerca de 2, 5 millones de desempleados. Debe agregarse cifra de al menos 500 mil personas sin trabajo en el sector rural.
Inversión privada no arranca firme en este Gobierno debido a incertidumbre por ley de financiamiento.
Inversores extranjeros que miran hacia Colombia guardan cautela por molestia que les causa una nueva reforma tributaria.
Teniendo en cuenta que a la economía no le va bien, los empresarios van a ser medidos en su propuesta salarial.
En el mejor de los casos, patronos se moverán alrededor de aumento del 5%, aunque podrían finalmente aceptar uno o dos puntos más.
Gobierno estará en la misma órbita, cercano al 5%, aunque podría irse al 7%.
Los voceros de trabajadores de entrada estarán con petición no inferior al 10%.
Subir el salario mínimo 10% dejaría conformes a centrales obreras.
No se descarta que negociación tripartita analice alguna alternativa complementaria al ajuste salarial. Un bono mensual a trabajadores, no grabado por nómina, vendría bien.
En el mejor escenario, aumentar 10% el sueldo mensual de trabajadores en 2019, no implicará mayores sacrificios a las empresas.
Muchas compañías en Colombia ya utilizan figura de los bonos para estimular a sus empleados.
Adicional al pago por nómina los trabajadores con mejor desempeño y productividad podrían recibir un bono o pago extra. Sería adicional a horas extras y dominicales. El bono se podría dar incluso para comprar bienes de la canasta familiar, no en efectivo.
Tendría ventaja de no ‘inflar’ pago de primas legales.
Sin embargo, otra opción estaría vinculada a darle cada seis meses una bonificación o beneficio al trabajador.
Se les entregaría a todos los trabajadores de una empresa. Otras compañías podrían establecer una prima o estímulo adicional para empleados más rendidores, aunque ello podría enrarecer el clima laboral de las empresas.
Si directivos o dueños de compañías ven enredado el sistema de bonos, primas extras o bonificaciones, la vía más directa es acceder a un digno reajuste del salario para 2019.
Productividad, competitividad, innovación, modernización, emprendimiento y crecimiento de las empresas está determinado en ato grado por el nivel salarial de sus trabajadores.
Ojalá el salario mínimo lo fijara en $1 millón. Decir que es mucho, es vivir fuera de lugar.
Mayores ingresos de trabajadores reflejan empresas más felices.