José Luis de Imaz describe, en Los que Mandan (Eudiba Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1969), originalmente divulgado en 1964, la evolución del militarismo en Argentina culminada con Juan Domingo Perón. De Imaz acentúa, en primer lugar, la clase de militarismo que no hubo en Argentina: a) similar al de Esparta y Paraguay que procuraba conquistas futuras, b) modelo pretoriano: se derrocan gobiernos sucesivos, previa la toma del poder, c) “íntima relación institucionalizada entre los líderes de un Estado totalitario y las fuerzas armadas… con vista exclusiva a una ulterior expansión” que sería el caso de Alemania en la segunda guerra mundial y d) bonapartismo con “líder carismático apoyándose en las fuerzas armadas-de las que forma parte- logra que estas legitimen procedimientos pseudodemocráticos que le permitan arribar o prolongarse en el poder”; de Imaz pudo agregar que Bonaparte realizó expansión territorial que no caracterizó a Perón.
Las modalidades del militarismo argentino fueron las siguientes: a) ejercer en forma directa el poder formal, tras deponer por la fuerza a la autoridad preexistente, b) enfrentamiento entre sectores militares, c) los militares solo retienen por excepción algunas de las funciones y “los civiles continúan en las posiciones relevantes”, d) las fuerzas armadas “deponen al titular del Poder Ejecutivo pero…tratando de salvaguardar algunas formas”: el Poder Ejecutivo y casi todos los ministros son civiles. Los militares tienden a asumir la conducción, garantizar la salida constitucional vía electoral, con frecuencia asumen derecho al veto, su control es, a veces indirecto, buscan continuidad en los cargos militares (incluyendo información y policía). Las fuerzas armadas y el sindicalismo fueron los soportes del peronismo y dichas fuerzas constituyeron factor de poder y de ascenso social sujeto a normas formales e informales, o sea, amistades, lo cual se contempló en estudios de sociología militar.
De Imaz no cree en la existencia de una casta militar, pese a la actividad de una mentalidad de estatus en que el militar se considera guardián de los valores nacionales y le preocupa la ineficacia de los políticos y civiles (incluyendo tecnócratas) y existe el problema de incapacidad mutua de comprensión.
En el momento, el militarismo acentuado, en Sudamérica, se encuentra en Venezuela con el chavismo y tendencia a la expansión no territorial, sino política e ideológica, y en crisis.