Ante la evidente amenaza para la democracia latinoamericana como lo es el Socialismo bolivariano del siglo XXI, la ley del eterno retorno corresponde a una serie de efectos que se suceden cada cierto tiempo con mayor energía, me pregunto, como diría Álvaro Gómez Hurtado, si no hay que cambiar el sistema porque lo que no se puede permitir más es que seguimos pensando que todas las campañas políticas son con dinero, incluida la de Claudia Nayibe López en Bogotá.
Pareciera que Colombia fuera el país del Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío, porque no suceden más cosas es de puro milagro.
Por ejemplo, ahora que estamos en campaña para la alcaldía de Bogotá la pregunta que debemos hacernos es si la policía se encuentra en capacidad de reacción para atender las necesidades de los ciudadanos bogotanos ante la maldad existente y evidente que se presenta por la micro inseguridad.
Sin más lejos, en Transmilenio con la migración venezolana se presenta un evidente conflicto de seguridad.
En la estación de los Héroes, por ejemplo, se reúnen todos los miércoles en el monumento un grupo de jóvenes para fumar marihuana, dejando al pobre Simón Bolívar enmarihuanado. Al comentarle a un señor agente la situación, me responde que no pueden hacer nada por el fallo de la Corte Constitucional en el desarrollo de la libre personalidad.
Entonces, habría que pensar en cómo hacer para que la policía local pueda enfrentar los micro delitos que tanto afectan al ciudadano de a pie.
El sábado 7 de septiembre, precisamente, horas de la mañana se presentó un incidente. Un ciudadano venezolano en el sector de la Avenida Chile con Universidad Piedragogica, a la altura de la Universidad Santo Tomás, le robó un celular a un ciudadano bogotano.
El ciudadano actuó en contra reacción logrando recuperar su celular. Al comentarle a una patrullera que pasaba por la zona en su moto, muy elegante ella, lo que estaba sucediendo su respuesta fue: Ya, va mi cabo para el lugar de los hechos.
Es decir que no solamente nos estamos quedando sin policías por cada 100.000 habitantes, sino que los pocos que hay no tienen capacidad de reacción inmediata.
Lo anterior nos conduce a que nos hemos quedado sin capacidad de reacción para ejercer la justicia.
El ejercicio de la justicia en bien del ciudadano de a pie debería ser la prioridad de cualquier candidato a las alcaldías en las próximas elecciones de octubre.
El joven Turbay dando una muestra de ponderación y sabiduría interna, lleva la política por dentro, no responde a sus agravios. Le responde con propuestas a la ciudad.
Porque al final lo que importa es que quien sea elegido para el Palacio de Liévano trabaje de, por, para, sin, para la ciudad.
Los bogotanos estamos advertidos.
Ante el despotismo de Claudia Nayibe, ante el orgullo de Luis Carlos Galán cuya fundación solo sirve para contratar con el Estado, mi voto va para la alcaldía de Bogotá va por el joven Turbay. Prefiero un león como Turbay a una hiena como Claudia Nayibe en el Palacio de Liévano para los próximos cuatro años.
Puntilla: Mientras tanto, el ciego, el de las gafas, nos amenaza con fusil al hombro.Ya, ¿renunciaron todos los magistrados que avalaron la impunidad contra Santrich? Mientras tanto, la crisis de ética periodística reflejada en Coronell y De Bedout, viviendo en Miami.