Si hay una mujer que admiro enormemente es a la Madre Teresa de Calcuta, tuve el privilegio de abrazarla cuando todavía no era tan famosa en una audiencia con el papa Pablo VI en mi época de estudiante en Roma; veía en su rostro a una santa: totalmente despojada de arrogancia y vanagloria, es decir, una persona libre.
“Pienso que hoy el mundo está de cabeza, y está sufriendo tanto porque hay tan poquito amor en el hogar y en la vida de familia. No tenemos tiempo para nuestros niños, no tenemos tiempo para el otro, no hay tiempo para poder gozar uno con el otro”. Oía por ahí en mis años juveniles un mensaje, palabras más, palabras menos que me decía: Un padre estaba tan ocupado en su trabajo, llegaba tarde a su casa, a altas horas de la noche y salía muy temprano a trabajar; nunca tenía tiempo para dialogar con su esposa, para besar y jugar con sus hijos; siempre la excusa, no tengo tiempo.
Un día el niño de ocho años le preguntó al papá, ¿cuánto vale una hora de tu trabajo?, -a duras penas tuvo tiempo el padre de responderle, -$30.000.oo, hijo-. El hijo se propuso conseguir los treinta mil pesos y un día pudo conversar con su padre: mira aquí tienes los treinta mil pesos, por favor, véndeme una hora. ¡Cuántos padres hoy, no tienen tiempo para sus hijos! ¿Cuáles son los referentes de sus hijos? Las redes sociales, la pandilla de amigos y… ¿los padres? Continúa Madre Teresa: “El amor comienza en el hogar, el amor vive en los hogares, y esa es la razón por la cual hay tanto sufrimiento y tanta infelicidad en el mundo de hoy… Todo el mundo hoy en día parece estar en la terrible prisa, ansioso por desarrollos grandiosos y riquezas grandiosas y lo demás, de forma que los niños tienen muy poco tiempo para sus padres. Los padres tienen muy poco tiempo para ellos y, en el hogar empieza el rompimiento de la paz del mundo”.
Es verdad que falta el pan material en muchas mesas, pero es verdad, también, que hace falta el pan del amor en muchos corazones. “El amor es la mejor música en la partitura de la vida. Sin él sería un eterno desafinado en el coro de la humanidad” decía Roque Schneider. Vean esta otra píldora de la sabiduría china: “Ámame cuando menos lo merezca, ya que es cuando más lo necesito”. Continuemos con la Madre Teresa: “La más terrible pobreza es la soledad y el sentimiento de no ser amado. La más grande enfermedad hoy, no es la lepra ni la tuberculosis, sino el sentimiento de no ser reconocido”. “Hoy hay más hambre en el mundo por amor y por ser apreciado, que por el pan”. Definitivamente sin amor la vida no tiene sentido. El bienestar no estriba solamente en la satisfacción de las necesidades materiales. Dinamarca resultó el país de la felicidad; allí están satisfechas todas las necesidades materiales; sí, pero a la par, el 47% de la población utiliza antidepresivos. El hombre es un ser integral.
*Obispo de Neiva
(Tomado de la Conferencia Episcopal de Colombia)