“Inflación, castigando a asalariados que pierden lo ganado”
UN DESASTRE
Venezuela y lo que viene
El creador del concepto de “Socialismo del siglo XXI” predice que Maduro perderá las elecciones parlamentarias de este año y saldrá del Gobierno a lo sumo en el 2016, por referéndum revocatorio, renuncia o intervención militar. Heinz Dietrich, exasesor de Chávez, recién dio esa declaración el 21 de enero al Diario de Caracas, para sorpresa del gobierno bolivariano. El intento de suplir a la ley de la oferta y la demanda por la policía en cada tienda exigiendo tarjeta de identidad ha sido visto como violatorio de los derechos ciudadanos. Detienen a quienes hacen fila toda la noche frente a las tiendas de mercado. Dietrich da las siguientes encuestas: el 84% de la población considera mala la gestión económica del Gobierno, el 74% considera que el Gobierno es malo, el 86% lo responsabiliza de las colas. Algunos observadores no prevén una sucesión pacifica sino un enfrentamiento violento. La escasez de productos no se regula con medidas represivas como ya lo comprobó la URSS antes de su colapso, pero los nuevos boli-burgueses como llaman a los validos del régimen se parecen a los borbones de la restauración de los que decía Talleyrand, “no han olvidado nada ni han aprendido nada”.
Muerto Chávez, con la caída del precio del petróleo y la pésima gestión, Venezuela entró en crisis. Los cubanos abandonaron el barco al percatarse de la profundidad de lo ocurrido, estaban más enterados que nadie y su defección es tanto más sintomática. Ellos ya conocieron la hambruna de los 90 con la disolución de la URSS, y saben por experiencia que cuando el mercado se colapsa la represión es vana y contraproducente. Sobra decir que el acuerdo de ALBA, la llamada Alianza bolivariana para los pueblos, ha recibido acta de defunción. Venezuela no puede subvencionar a Cuba ni a la mendicante Nicaragua, ni al grupo de minúsculas islas que la componen, esa alianza duró diez años. El esquinazo cubano hacia Washington lo presento el periódico criollo Voz” como el triunfo “de la dignidad”, habrá que convenir en que es un triunfo revolucionario muy particular. Cuba aprendió a detectar el síntoma tras lo ocurrido en la URSS cuando la KGB o la policía intentó fungir de comercializadora. También el Gobierno chino, que con inversiones en Venezuela superiores a los 50 mil millones de dólares, calculó sus riesgos y replanteó su posición diplomática. Saben que un tullido no se sana sólo por haber sido rescatado del pozo en que cayó, y le negaron a Maduro más ayuda.
El modelo es un desastre, la inflación está castigando a los asalariados que pierden lo ganado durante la era de Chávez, y aun quienes poseen dinero no tienen forma de aprovisionarse. Esa es una paradoja que no logran descifrar los rentistas que no producen pero sí consumen. Cuba como Venezuela ha fracasado como productores, lo demás es propaganda.