Mauricio Botero Montoya | El Nuevo Siglo
Lunes, 10 de Noviembre de 2014

El  CALENTAMIENTO

La perplejidad mundial

El    icono para pintar al globo en el 2014 es el de una carita asombrada, con cejas levantadas y comisura de los labios ligeramente entornados hacia abajo. El comunismo como sistema político ha caducado, se impuso el capitalismo con seguros sociales como tendencia o realidad en todo el planeta. Pero Marx tuvo razón en una cosa, hoy el uno por ciento de la población es dueña de la mitad de los ingresos del mundo. El capitalismo triunfó. Solícitos economistas a sueldo lo ponderan y defienden con números, análisis comparativos, si es que hiciere falta. Las tres cuartas partes de los científicos tienen contratos con el sistema bélico, y la producción de armas letales. Aun cuando con las armas existentes se podría destruir 70 veces el globo terráqueo. Pero el mundo nota que hay algo extraño en el modelo económico triunfante, aunque haya fracasado el socialismo, o lo que se llamó socialismo en el pasado siglo. Y nota, así sea de modo instintivo, que los hipertrofiados presupuestos de guerra son síntomas de una enfermedad que hace cuestionable el derecho mismo de la especie a seguir viviendo a costa de la naturaleza. El problema del capitalismo como está planteado hoy es que no sabemos cuánto cuesta… No hay método cuantitativo o cualitativo para poder medir, por ejemplo, el costo del derretimiento progresivo de los polos, de Groenlandia, Islandia, el desaparecimiento del lago Chad. Se sabe pues de las ganancias pero no se pueden contabilizar los costos. Hace ya 4 décadas el Club de Roma hizo un diagnóstico mundial de lo que podría ocurrir. Se ha cumplido con creces la destrucción.

El mundo no tiene un gobierno capaz de liderar e imponer una política salvadora de un cataclismo que ya se siente. El problema del calentamiento global no se ha entendido. Puede producir una nueva glaciación. Los polos derretidos vierten agua helada en las corrientes marinas que llevan calor y vida a Europa y a Norteamérica, lo cual congelará a esos continentes. Les matará la flora y la fauna. Los devolverá a la edad del hielo. ¿A quiénes invadirán con su superioridad de armamentos?  En este caso la paranoia se justifica. Y hará más falta otro Blas de Lezo  que funcionarios serviles. Algunas obras de ficción han tratado el asunto de la glaciación vía el calentamiento pero los gobiernos no nos quieren alarmar, ni incomodar las ganancias de los usufructuarios de esta no contable ni cuantificable destrucción. ¿A quién le importan 3 o 5 grados centígrados más o menos? Además de Marx hay otro pensador ya debidamente refutado, Malthus. La superpoblación mundial es cada día más evidente. Otro problema que como la concentración económica, no parece soluble. En términos de proyección en frío, algunos estiman que la mitad de la población mundial sobra… pero claro ya nadie puede decir cuál es la mitad que sobra. Sólo pueden diagnosticar con variables complejas lo que está ocurriendo y lo que va a ocurrir. Curiosamente los países católicos  muestran un gran control de los nacimientos si se miran las estadísticas históricas. Los cristianos viejos, como diría Gómez Dávila, tenemos la saludable costumbre de dormirnos a la hora del sermón. En China la obligación forzada de atenerse a un solo hijo por matrimonio se ha atenuado. Ahora hay alrededor de mil setecientos millones de chinos sin ese control empujando la variable exponencial de la población. Rusia, heredera  de  los autócratas como Putín, Stalin, Lenin y los zares que no terminan en in, ha desviado los ríos que daban al mar de Azof. Y lo mataron por sobre-salinidad. El mundo ya ni se entera. Pero presiente que Occidente y también Oriente están esperando que los eduquen las catástrofes. No es raro que el icono de la carita feliz este perplejo y atónito.