MAURICIO BOTERO MONTOYA | El Nuevo Siglo
Lunes, 17 de Marzo de 2014

El mindefensa en Buenaventura

 

En  Buenaventura las mafias han comprendido y aprovechado, la importancia decisiva del Océano Pacífico. Es su ruta para proveer de cocaína al hedonismo estadinense. Ese consumismo puritano norteño que enfrenta su adicción de un modo muy singular: bombardea las selvas. Ahora bien, en las matanzas en Buenaventura la responsabilidad estadinense no aparece por parte alguna. Es la “estructura ausente” para usar la jerga de la sociología francesa. Esa estructura sobredetermina también las matanzas en México. Vea usted a CNN o cualquier canal incluso local de noticias y notará cómo Estados Unidos no es mencionado. Si acaso subliminalmente aparece como una inocente victima que ha sido corrompida por nosotros los latinoamericanos. Entonces de súbito los intereses creados que rigen esos canales olvidan de tajo la ley de la oferta y la demanda. Y callan quien generó esa demanda. Quien la atiza, quien la sostiene.

Los muertos colombianos en ese puerto, son mayores a los manifestantes muertos contra el mediocre Maduro de Venezuela en las últimas semanas. Pero eso no importa a los medios internacionales con excepción de la Deutsche Welle de Alemania con su proverbial objetividad, tras el notorio declive de la BBC extraviada en la India. En fin, como la policía del puerto no lograba controlar a la mafia respaldada por la demanda de los adictos norteños, pidió apoyo. Lo pidió el obispo Epalza, lo pidió el coronel de la policía Botero Coy (no hay parentesco), lo pidió también el alcalde Bartolo Valencia, así como el exgobernador del Valle el escritor Álvarez Gardeazábal. Y amenazados profesores como Fabio Martínez. Pedían que se restaurara el orden. La comunidad exigía la demolición de las casas en las que la mafia picaba a las víctimas y los echaban al mar. Finalmente llegó “Robocop”. Así llaman al ministro de Defensa, que se le va a hacer, por la afeitada a ras. Y el ministro muy orondo dijo que en Buenaventura no pasaba nada y se regresó de afán a un clima más benigno. Hubo manifestaciones masivas. Protesta general.

La ciudadanía reaccionó con el cierre de todos los negocios, pero como no es Venezuela CNN no lo destacó. El plantón y la protesta en vísperas electorales obligó al Presidente a sobreponerse a su languidez natural y hacer presencia en el puerto.

Mientras tanto los porteños encabezados por el alcalde habían destruido los piqueteaderos humanos construidos con los dólares de los adictos. Y el Presidente debió aprobar la medida de los porteños en contra del ministro que con toda razón había evitado enfrentar a los verdaderos causantes de la demanda de cocaína, refugiándose en un aire menos húmedo sin buena ventura. Y Colombia se apresta a seguir destruyendo la selva. ¡Por ahí es la cosa!