MARTA LUCÍA RAMÍREZ | El Nuevo Siglo
Martes, 23 de Julio de 2013

Para evitar protestas del futuro

 

Reconocemos  en la globalización y el comercio internacional beneficios que dan acceso a los consumidores a diversidad de bienes y servicios en mejores condiciones de calidad y precio en la medida en que estimulan la competencia. En el presente gobierno el país ha desarrollado una agenda intensa y no siempre conveniente de acuerdos de libre comercio orientados a facilitar a nuestros productores las oportunidades que trae el acceso a nuevos mercados y abrir el mercado colombiano a los productores de una gran diversidad de países. Han sido más afortunados estos últimos en aprovechar las oportunidades del mercado colombiano, que nuestros productores en penetrar los mercados externos. Colombia ha sido un buen refugio para la crisis económica de sus países. Y aquí ni el Gobierno colombiano ni el gremio industrial diseñaron una política a tono con los nuevos desafíos, ni tampoco han tenido una estrategia para atraer inversiones nuevas en el sector de manufacturas y bienes industriales con valor agregado e innovación. Para que el país obtenga el máximo beneficio posible de los nuevos mercados necesita un aparato productivo acorde con la demanda del mercado interno y del mercado mundial.

Colombia está rezagada en el objetivo de lograr un sistema educativo que ofrezca las herramientas apropiadas para convertir al país en una sociedad del conocimiento, con  altos contenidos tecnológicos y valor agregado, así como el uso más eficiente de los recursos naturales y saberes regionales.

El Índice de Progreso de la Educación Superior -IPES- construido por el Ministerio de Educación Nacional, combina tres indicadores: (acceso; logro educativo y calidad de la educación) con lo cual  recoge los avances en educación superior, la identificación de brechas entre las medidas de política pública y su efectiva ejecución.

Durante los últimos dos años no ha variado el desempeño en cuanto a transformación del sistema de educación superior, destacándose Caldas, Boyacá y Quindío como los departamentos donde se registraron los mayores crecimientos en el IPES. En un análisis desagregado se puede observar que Bogotá obtiene el mejor puesto en Índice de calidad y de acceso para el año 2012, mientras que Caldas se ubica en primer lugar en el Índice de logro.

Los comparativos entre 2011 y 2012 reflejan que el aumento en cobertura y la disminución en los niveles de deserción han recibido particular atención del Gobierno nacional en los últimos años, esto no significa aún un cambio profundo en la educación que se imparte en el país. Mientras Bogotá destaca en acceso y logros, la Costa presenta retrocesos en sus indicadores. El fracaso de una reforma trascendental en la educación superior (técnica, tecnológica y universitaria), explica el rezago que frena la competitividad de Colombia y de sus departamentos.

Necesitamos que nuestros jóvenes entiendan la educación superior no como el paso para  obtener un título, sino como el espacio donde se genera nuevo conocimiento y con él las bases para transformar la sociedad, desplazar la frontera productiva, desarrollar capital social  y contar con mejor capital humano que contribuya a la productividad , la innovación y la  competitividad de nuestro sistema.

Tenemos gran expectativa de la propuesta del CESU que junto al documento de la MANE y las discusiones con expertos permita al fin asumir una reforma que enfrente los desafíos nacionales y elimine las asimetrías regionales. Si queremos evitar el malestar social por falta de programas de desarrollo a escala regional, debemos entender que la educación y la cultura del conocimiento deben ser piedra angular del país próspero y en paz que queremos.