MARTA LUCÍA RAMÍREZ | El Nuevo Siglo
Lunes, 25 de Febrero de 2013

A escala regional pero no en Colombia


En un contexto internacional de incertidumbre económica, tanto México como Brasil hacen parte de las 9 “águilas” que contribuirán al crecimiento del PIB Mundial en la próxima década, según el BBVA Eagles. Asimismo, resuena hoy día la economía peruana por sus excelentes resultados económicos en la región, los pronósticos de ANIF prevén que para el 2013 Perú crezca a tasas del 6%.
Existen varios factores en común entre estas tres economías, y uno de ellos es el avance y perfeccionamiento de una política industrial en la agenda gubernamental, así pues buscan estimular tanto el desarrollo como el crecimiento económico al crear condiciones óptimas en el sector fabril para conservar, sostener e incrementar la productividad, la competitividad, el empleo y la innovación.
México modificó recientemente la Constitución Política incluyendo en los artículos 25 y 26 la promoción de una política industrial nacional que permitirá contar con instrumentos de política pública que estimulen a los actores de los mercados y que garanticen la atención prioritaria que el Estado debe brindar a uno de los sectores más importantes de la economía, la industria.
Bajo este orden de ideas, México vinculó la política industrial con el impulso de la competitividad en el orden constitucional y en el Plan Nacional de Desarrollo, definiendo así estrategias, vigencias y continuidad de las políticas de desarrollo industrial, garantizando condiciones competitivas en temas como: i) sistema tributario, ii) educación, iii) ciencia, innovación y tecnología, iv) logística y comunicaciones, v) costo de la energía, vi) regulación de la competencia económica, vii) condiciones del mercado laboral, y viii) regulación e institucionalidad. Además, se incluirá en el Sistema Nacional de Planeación Democrática del Desarrollo, el cual es un instrumento constitucional para actualizar y dar seguimiento a las políticas públicas más importantes del orden nacional.
En Colombia el partido conservador presentó en 2011 un proyecto de ley para el desarrollo industrial por ramas industriales y por regiones del país, en vista de que no hubo locomotora de industria en el Plan de Desarrollo. El proyecto está prácticamente hundido por solicitud del Ministerio de Comercio Exterior. Nuestros altos funcionarios están a la penúltima moda en materia industrial y de comercio exterior y mientras en el mundo entero se impulsan las manufacturas y se es muy selectivo en la celebración de TLC, en Colombia nos aferramos al paradigma del libre comercio de hace 20 años, que inclusive EE.UU. ve hoy con beneficio de inventario.
El mismo debate está adquiriendo mayor fuerza en Perú donde se está solicitando una mayor distribución de las ganancias obtenidas con el crecimiento económico gracias a la exportación de commodities y se piensa apoyar sectores fabriles mediante integración de las diferentes instituciones de gobierno con competencias en la promoción e impulso del desarrollo productivo. Colombia seguirá atrasada al respecto, mientras no haya voluntad política en promover una política industrial competitiva que fomente el desarrollo e integración vertical de las distintas ramas que generan empleo de calidad. Recientemente se adoptaron medidas arancelarias de carácter temporal para algunos sectores específicos, pero ellas distan mucho de garantizar la permanencia de estos sectores en el largo plazo, por cuanto adolecen de un análisis estratégico sobre la importancia de los distintos eslabones de dichas cadenas productivas para generar productos más sofisticados, con innovación, competitividad y capacidad de generar exportaciones y empleos. En el país, la búsqueda del pleno empleo sería la mejor estrategia para lograr la paz.