MARTA LUCÍA RAMÍREZ | El Nuevo Siglo
Jueves, 17 de Enero de 2013

Una oportunidad abierta para Colombia

 

Dentro  de la gran agenda comercial que se ha venido desarrollado por el Gobierno colombiano, el Tratado de Libre Comercio entre Colombia e Israel ya está avanzando. Dicho acuerdo comenzó a negociarse en marzo de 2012;  ambos países acordaron estudiar los capítulos relacionados al Acceso a Mercados, Reglas de Origen y Aduanas, Obstáculos Técnicos al Comercio (OTC), Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (MSF), Defensa Comercial, Servicios e Inversión, Compras Oficiales, Asuntos Legales e Institucionales, y Cooperación.A finales del mes de noviembre del 2012 finalizó la cuarta ronda de negociación. Se espera continuar con la negociación comercial entre el 8 y 11 de abril de 2013, donde la idea es culminar con la reducción de tarifas arancelarias, la creación de un marco regulatorio para la estabilidad de los contratos, y el aumento de las actividades de cooperación. Como se puede ver, por ahora, la negociación marcha a buen ritmo.

El flujo comercial entre estas dos economías se ha acelerado en los últimos años; para el 2011 las ventas externas de Colombia a Israel alcanzaron US$ 672.387 miles, frente a US$ 274.378 miles del período anterior, lo que representa tasas de crecimiento de 145%. Sin embargo, este crecimiento se concentra en la preponderancia de productos primarios, especialmente hullas y carbón, minerales para combustible, donde los productos agrícolas tienen una menor participación, café (1,51%) y azúcar (0.96%), entre otros. Mientras que en las ventas de Israel existe concentración en productos manufacturados con alto nivel de innovación en diferentes sectores. Israel cuenta con un apoyo decidido a su sector industrial, lo que ha contribuido a su rápido desarrollo.

Ahora bien, las importaciones de productos desde Israel para el 2011 correspondieron a US$ 147.963 miles, frente a US$ 268.429 miles del período anterior, mostrando una caída de 44,9%. A diferencia de la concentración en las ventas externas, las compras externas son bienes cuya producción nacional es escasa o nula y que en su mayoría sirve de base para la elaboración de artículos de base industrial y manufacturera. Es claro que se mantiene una balanza bilateral superavitaria a favor de Colombia, situación que se ha vivido los últimos años a excepción del 2009, cuyo saldo comercial fue de -US$ 41.910 miles.

Un tratado con Israel sería exitoso, si se logran establecer los requisitos necesarios para generar complementariedades entre ambas economías, entre estas una mayor transferencia tecnológica y de conocimiento que permita el perfeccionamiento de las industrias nacionales. Compensar las asimetrías estructurales que existen entre los países y garantizar la competencia justa debe ser un objetivo de la negociación, por ello en los tratados no se deberían incluir desgravaciones inmediatas a productos manufacturados con beneficios,  subsidios o tarifas preferenciales, o cualquier otro elemento que distorsione el mercado.

Es vital entender que una economía con un desarrollo productivo e industrial robusto podrá generar de manera sostenida el crecimiento, los empleos, la innovación y las exportaciones que se esperan para Colombia. La oportunidad de renovar, diversificar e impulsar la industria nacional es ¡ahora! Colombia debe alcanzar una base productiva de nueva generación, competitiva a escala internacional que permita aprovechar la actual agenda comercial.

*Vocera de la Coalición para la Promoción de la Industria Colombiana