Mario González Vargas | El Nuevo Siglo
Lunes, 28 de Diciembre de 2015

¿A la Unidad Nacional?

“Pensamiento y acción política deben ser coherentes”

 

Corre  insistentemente el rumor de un posible ingreso del Partido Conservador a la Unidad Nacional sin que se haya ahondado en los motivos que sustentarían una decisión política de esa naturaleza. Algunos han querido justificarla en el apoyo a la paz, expresado en forma genérica, que no alcanza a esconder cierta desazón por apetitos burocráticos y de “mermelada” insatisfechos. La paz es un anhelo que todos los colombianos compartimos, sin distingo de militancia partidista, pero ella tiene que ser sostenible y duradera para permitir erradicar definitivamente el desastre de la confrontación armada.

La paz no basta con quererla, es preciso también construirla, con acuerdos concretos que den garantías de no repetición del conflicto, respeten los mínimos exigidos por la normatividad nacional e internacional y convoquen por ello la adhesión de la mayoría, sino de todos los colombianos. A medida que se conocen los acuerdos de La Habana crece la inquietud sobre los mismos y sobre lo que contendría un acuerdo final. En lo ya acordado se consagra la impunidad y se sacrifica la justicia, al tiempo que los perpetradores de crímenes atroces se premian con la elegibilidad política. Asimismo, el apoyo a proyectos legislativos que afectan profundamente la independencia del Congreso y la decisión libre e informada de los ciudadanos para refrendar un eventual acuerdo, indican que el programado ingreso del partido a la Unidad Nacional tiene más de sumisión que de adhesión a la política del gobierno.

No se puede soslayar el apoyo decidido de este gobierno al aborto libre y generalizado, a la eutanasia, al matrimonio de parejas del mismo sexo, a la adopción para ellas y al disimulado propósito de legalizar el consumo de estupefacientes, así como su indolencia con la seguridad ciudadana que impactan brutalmente a las familias y a la sociedad y se sitúan en las antípodas de las tesis y posiciones del conservatismo.

Los partidos deben guardar coherencia entre su pensamiento y su acción política. No hacerlo equivale a perder la confianza del ciudadano en un ambiente en el que son cuestionados por sus prácticas, comportamientos y prédicas, cada vez más lejanas de lo que la gente espera y el país necesita.

La decisión de hacer parte de la Unidad Nacional, por sus efectos y para salvaguarda de su legitimidad, no debe tomarla un Directorio Nacional con período vencido, sino una Convención Nacional, porque ella constituye la expresión genuina del pensamiento y acción política del Partido Conservador.