MARIO GONZÁLEZ VARGAS | El Nuevo Siglo
Lunes, 14 de Diciembre de 2015

El derrumbe de la izquierda

“Se modifica el escenario continental”

Lasderrotas electorales de la izquierda en Bogotá, la Argentina y Venezuela obedecen ante todo a las catastróficas gestiones de gobierno, contaminadas por la ineptitud, la corrupción, el nepotismo, la exacerbación ideológica y el populismo, que provocaron agudas crisis políticas sociales y económicas. El castigo de la ciudadanía fue contundente y develó un cambio sustancial en el panorama político de América Latina, que aún no concluye, porque amenaza extender sus efectos a los tambaleantes regímenes de Brasil, Chile, Bolivia y Nicaragua, también afectados por la corrupción, el enriquecimiento ilícito de sus élites gobernantes y el consiguiente descontento de sus poblaciones.

Ese cambio, marcado por el fortalecimiento de las instituciones democráticas, por la recuperación de la probidad, de la eficiencia administrativa y por la desinfección ideológica, permitirá recuperar la confianza en la gestión de gobernantes ajenos a las prácticas y creencias que aplicaron los responsables de la hecatombe electoral y política. Probablemente igual situación ocurrirá en Brasil, Chile y aún en Bolivia, que tramitarán su recuperación con el respaldo ciudadano, mediante la aplicación de sus mecanismos constitucionales y legales.

Pero otra será la situación en Venezuela. El chavismo, si bien tuvo que aceptar la derrota gracias a la firme actitud del general Padrino, empezó a dar señales de intemperancia y belicismo que auguran un fuerte enfrentamiento entre el Ejecutivo, en manos de Maduro, y el Legislativo, con amplia mayoría de la oposición y con mandato inequívoco de recuperación de las instituciones democráticas, de las libertades y de la superación de la crisis social y económica.  Maduro se atrinchera y emite partes belicistas: “A cada medida que tome la Asamblea le tendremos una reacción constitucional, revolucionaria y sobre todo socialista”.  Mucha sabiduría necesitará la oposición para espantar el espectro siniestro de la violencia.

La crisis del populismo izquierdista ha modificado el escenario continental. El primer efecto ha sido la recuperación de la OEA del estado de cuidados intensivos en la que la dejó el secretario Insulza, tan proclive a los regímenes en crisis. La erguida actitud de Almagro dio nueva vida a una organización que recuperó conciencia de sus principios y deberes en favor de la democracia y de la paz en América. Asimismo, Unasur  evidenció su inutilidad para los mismos propósitos.

Colombia debe tomar conciencia de los peligros que encierran la corrupción, el manoseo de normas constitucionales y el populismo para no sufrir los mismos males que hoy lamentamos en otros países.