Conservadores visibles o invisibles
En pleno movimiento electoral hablar hoy de pertenecer al Partido Conservador Colombiano despierta en el interlocutor una punzante pregunta, ¿existe? En Antioquia, en regiones distintas a algunas de las ciudades capitales, en las bases, sin duda, la respuesta es positiva. Sin embargo, en los medios -exceptuando el presente, por supuesto-, en encuestas y programas de opinión, parece invisible. Bueno, a la hora de los resultados ni las encuestas son tan ciertas ni los medios tienen toda la verdad.
No obstante, para quien se defina como de centro derecha o, sin temor, como de la derecha, es crucial contar con el Partido. Incluso, en la baraja muchos de los candidatos, diferentes a los posibles propios, tienen una actitud o un origen conservador. Esto sin desconocer que el carácter recio que lo distingue se ha desvanecido. Para la godarria es claro: nos hemos desteñido.
Ahora cuando las directivas, con el apoyo de expertos y de la Corporación Pensamiento Siglo XXI, difunden “Soluciones para Colombia”, éstas ni suenan ni truenan. Las noticias se reducen al forcejeo de las candidaturas.
Hasta el momento el Partido Conservador ha sido el único en anteponer el Programa a una Convención. Como quien dice está dejando “los huevitos” sobre la mesa antes de decidir cualquier alianza o candidatura propia. Y ¿quiénes lo saben? pocos. Los medios no son sus mejores amigos. Tampoco cacarea lo suficiente ni tiene el talante para actuar con sensacionalismo. Sin embargo el Programa puede ser su carta de garantía.
En el inicio del primer período de Uribe la idea de un acuerdo programático terminó bajo la sombrilla de la seguridad democrática. Entre otras, este concepto lo introdujo Andrés Pastrana en el Proyecto de Ley de Seguridad Nacional con ponencia de Enrique Gómez Hurtado -que fue declarado inexequible por la Corte, por razones sofisticadas de equilibrio de los tres poderes-.
Cuando se proclamó la alianza con Santos, Noemí insistió en un acuerdo programático, que tuvo diez puntos, el cual ni los mismos conservadores lo recuerdan. Este incluía, entre otras, el fuero militar, recientemente negado por la Corte por vicios de forma.
Si “Soluciones para Colombia” no se queda en el papel, por iluso que parezca, puede imprimir un sello. Por convicción conservadora es claro que el eje de la política pública es la dignidad de la familia. Nadie niega que como centro de la sociedad, sus valores, anhelados a gritos, hacen parte de la línea azul. Luego son las familias que salen de la pobreza, protegidas, educadas, emprendedoras y en acción su baluarte.
El punto es llegar con una carta de navegación y también de presentación. Los demás partidos deberían tenerla. Existe una plataforma programática conservadora en distintos frentes. Falta que sea visible, segundo creíble y tercero exigible. Es la única opción para no estar en el lugar equivocado, para recuperar confianza y para persistir por más de 164 años. Es la hora de la identidad.