HILANDO FINO
Organización desdibujada
¿Se ha desdibujado la importancia de las Naciones Unidas? Cuando la organización fue fundada el mundo se lamia las heridas causadas por la II Guerra Mundial que lo había dejado maltratado y semidestruido. Se dice que 30 millones de personas murieron, otros llegan a duplicar ese número.
Pocos países del continente europeo y del Oriente lograron evitar el horror de los combates en su territorio, de bombardeos masivos, de campos de concentración, torturas y marchas de la muerte.
Europa y gran parte de Asia eran un dechado de ruinas. Algunos de sus pueblos más bellos habían sido completamente arrasados, los campos se encontraban salpicados de material bélico abandonado. Los dos continentes estaban económicamente arruinados. En Japón, Nagasaki y Hiroshima habían sido prácticamente eliminadas por sendas bombas nucleares ordenadas por el presidente estadounidense Harry S. Truman.
Ante los horrores cometidos y sufridos durante esa confrontación mundial la humanidad atónita trataba de entender la catástrofe y evitar que algo así volviera a ocurrir.
El 24 de octubre de 1945, 51 naciones ratificaron la Carta de las Naciones Unidas, con el propósito de crear una organización mundial para: “preservar a las nuevas generaciones del flagelo de la guerra, reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, crear condiciones de respeto a los tratados internacionales, promover el progreso social y elevar el nivel de vida”.
Hoy 193 países forman parte de las Naciones Unidas. El último en ser admitido fue Sudán del Sur. Sin embargo, los propósitos originales de la organización se han ido desdibujando y hoy no es claro cuál es su futuro o si tiene alguna eficacia real.
Aunque hay que reconocer que son muchos los logros de la Organización, sobre todo en materias como la alfabetización y la salud. Sus deficiencias también son notorias. No es posible, por ejemplo, que las Naciones Unidas no hayan condenado a países que prohíben la educación de las niñas o que permiten, y aun promueven, su mutilación genital; o que no se haya manifestado respecto a crímenes contra las mujeres tan aberrantes como la lapidación por adulterio que ocurre en Irán.
Increíblemente algunas violaciones contra los derechos humanos, conocidas por el mundo entero, como las cometidas por el régimen de Corea del Norte, el reciente encarcelamiento de los líderes de la oposición en Venezuela, o la persecución de los cristianos en Siria y otras regiones musulmanas, no han sido denunciadas.
Naturalmente las decisiones de la ONU tienen el tinte político de la mayoría de los Estados que la conforman. Es así como muchas violaciones a los derechos humanos, como la pérdida de libertades básicas, el encarcelamiento de políticos por sus ideas, la represión y la brutalidad en algunas naciones, pasan inadvertidas y no reciben ninguna crítica o castigo.
Desgraciadamente hay países que tiene “rosca”, pues pertenecen a alguno de los bloques en el seno de la ONU y por tanto jamás son criticados.
Por eso es absurdo pensar que actúa de acuerdo con los principios para los que fue creada. La ONU es cautiva de los intereses políticos de sus miembros. Hoy es poco más que un foro de debate que pocos escuchan.