HILANDO FINO
¡Qué paso en el Hay!
“Mucho para admirar y algunos desencantos”
Llegamos a la bella Cartagena emocionados por las conferencias que escucharíamos. Veníamos al Hay Festival a deleitarnos con una inteligente mezcla de personajes; economistas, novelistas, poetas y periodistas de nivel mundial.
Para variar, este año lo más importante se concentraba alrededor de los economistas. Algo muy apropiado debido al desconcertante momento económico por el que atraviesa el mundo.
Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, estaría presente al igual que el coreano Ha-Joon Chang y el francés Thomas Piketty, quien defendería sus teorías en, “El capital en el siglo XXI”, causantes de multitud de críticas y a alabanzas de las mentes más brillantes del mundo.
Al recoger mis boletas en el teatro Adolfo Mejía, en medio del mismo desorden de siempre, me enteré de las primeras cancelaciones y cambios en el ambicioso programa. Para recuperar mi dinero debí hacer cola en una pequeña ventanilla, donde pacientemente gasté más de una hora en lograr mi objetivo. Pero, bueno, esas cosas pasan.
Sin embargo, este era solo el comienzo de una serie de cancelaciones, cambios y contratiempos de los que estuvo plagado este Festival, que nos dejaron a todos un verdadero sentimiento de molestia.
Naturalmente la gran desilusión fue la cancelación de Stiglitz. Tampoco llegó el periodista, Maziar Bahari, quien hablaría sobre su libro “Vinieron por mí”, referente a sucautiverio en Irán. La película filmada sobre el tema se presentó inmediatamente después sin conferencia.
Roberto Pombo, quien presentaría a varios autores, tampoco apareció, así que varios tuvieron que auto presentarse y desarrollar monólogos en sus espacios. Imposible mencionar cuantos cancelaron con la excusa de enfermedad. ¿Miedo al zika, al chikunguya? ¿Qué pasó en el Hay?
Peor aún, nos enterábamos de cancelaciones y cambios, generalmente, por vox populi, pues de parte de los organizadores, nada. Quizá, un letrerito al lado de la infame ventanilla, y eso, solo en algunos casos. ¡Mala organización!. Y, volver a hacer fila por horas para devoluciones o cambios, ¡ni de riesgo!
En los espacios donde se requería traducción simultánea, la deficiencia de los aparatos, cuyos audífonos dejan escapar la voz del traductor, crea un molesto ruido que hace imposible oír las conferencias a los que no los usan.
Y ni hablar del fétido olor a alcantarilla en la Plaza de la Aduana, que espantó a muchos asistentes a eventos allí.
Sin lugar a dudas también hubo aciertos. Las charlas con el italiano Alessandro Barico y el inglés-paquistani, Hanif Kureishi, dos novelistas con una arrollante personalidad. Los eventos donde participó el israelita Yuval Noah Harari, autor del libro, “De animales a dioses. Una breve historia de la humanidad”, fueron para mí de lo mejor de este festival. De ellas salí llena de preguntas e inquietudes sobre el futuro del hombre y el destino de la humanidad.
Excelentes los espacios de poesía, comenzando por la Gala de Poesía, con 10 poetas, entre ellos dos portugueses, que cosecharon múltiples aplausos. Ramón Cote con su Poesía pintada, se lució, igual Juan Manuel Roca y Piedad Bonnet en sus presentaciones. Lo mismo fue cierto de los novelistas colombianos.
Mucho para admirar y analizar. Algunos desencantos. Los conferencistas extranjeros, especialmente los economistas, se notaron alejados de la realidad latinoamericana.
Mucho para corregir en la organización. En general fue notoria la falta de mujeres en todos los espacios. Ojalá esto sea lo primero que cambie el año entrante.