María Clara Ospina | El Nuevo Siglo
Miércoles, 11 de Noviembre de 2015

“La experiencia no se puede improvisar”

HILANDO FINO

En defensa de los mayores

Enrique Peñalosa, el nuevo alcalde de Bogotá, de quien la ciudadanía espera tanto, y quien tiene un excelente plan para despertar a Bogotá de ese oprobioso letargo en que la hundieron los últimos tres gobiernos de la izquierda, en algunos casos ineptos y en otros corruptos, dio en días recientes una declaración que me molestó, sobre todo por venir  de alguien que predica una política de inclusión. Peñalosa dijo que su equipo sería de “gente joven” y muchos aplaudieron.  

¿Se trata de que solo los jóvenes tendrán cabida en su gobierno? ¿Habrá un límite de edad para elegir a sus colaboradores, 50, 60, 70 años? Mejor dicho, el alcalde descartará la colaboración de los viejos.

Esta tendencia de descalificar a los viejos por su edad es cada vez más notoria en la política. Peñalosa no es el único que piensa así.Esta actitud de preferencia a los jóvenes es, en la modernidad, premiada con votos y aplausos.

La tendencia es elegir o nombrar alcaldes, gobernadores, senadores o representantes cada vez más jóvenes. Inclusive  se ha propuesto  rebajar la edad del voto a los 16 años. Aun en campañas presidenciales la juventud de un candidato, muchas veces, prevalece sobre otras características que deberían pesar más como: la madurez, la prudencia, su récord de vida y sobre todo su experiencia.

A esta generación la deslumbra, ante todo, la juventud a la que le da características de audaz, elocuente, energética y arriesgada, sin tener en cuenta  que estos valores también los tienen los viejos, pero con seguridad de una manera más mesurada y decantada.

Porque, si hay algo que no se puede negar, es que una de las características que más se deben tener en cuenta, en una mujer u hombre, en el momento de gobernar, es su experiencia, mesura y madurez, algo que viene con la edad.

La experiencia no se puede improvisar, viene con los años, con las luchas vividas, los triunfos y los fracasos, los golpes y los honores recibidos. Somos más sabios por lo vivido que por lo estudiado. Un buen candidato, una carta ganadora, es quien combina su experiencia de vida con sus estudios y capacitaciones.

Descartar a los viejos solo por su edad es tonto. Es de las culturas más avanzadas respetar la opinión de sus mayores, aprovechar su experiencia y buscar su apoyo. En culturas avanzadas el respeto por la sabiduría de los viejos es proverbial y está muy presente.

En un gobierno lo ideal es la combinación de la energía de los jóvenes con la experiencia de los adultos mayores. Un gobierno bien equilibrado debe tener gente de todas las edades a su servicio. De esa manera se puede encontrar  buena armonía y además se forman nuevas generaciones de líderes. Es esta una ecuación ganadora para el presente y el futuro.

Así que creo que aquellos en posiciones de poder se deben rodear de los más capacitados, sin discriminar a nadie por su sexo, color o edad. Cualquier discriminación no solo es ilegal sino odiosa y contraproducente. Un gobierno incluyente es más justo y con seguridad más eficiente y humano.