La prostitución infantil
El reportaje sobre la prostitución infantil en Medellín del periodista peruano Guillermo Galdós para el canal 4 del Reino Unido, titulado: “El burdel más grande del mundo”, ha levantado ampolla en Medellín y en Colombia, y con razón.
Es lamentable que el periodista haya utilizado un título amarillista y exagerado, y que la metodología usada por Galdós haya carecido del rigor periodístico que un tema de esta importancia demanda.
Acusar a Medellín de ser el burdel más grande del mundo es una exageración, una difamación aberrante. Tal vez el periodista ignora las cifras de prostitución infantil en alguna de las más importantes capitales europeas y asiáticas, como Bangkok, o, sin ir más lejos, de Brasil o del mismo Perú.
La prostitución infantil, desgraciadamente, es un mal mundial y, aunque nadie va a negar que la hay en Medellín, lejos está esta ciudad de ser la capital mundial de este problema. Sin embargo, el reportaje, aun con todas sus fallas periodísticas, debe tenerse en cuenta, pues ha abierto un debate sobre un problema que en Colombia se discute poco, a pesar de ser una realidad, un flagelo y una vergüenza, no solo en Medellín, sino en otras importantes ciudades del país, siendo más grave en centros turísticos como Cartagena, la capital antioqueña y Cali, donde existe el dinero y la demanda para convertirlo en un “gran” negocio.
Desgraciadamente, la prostitución infantil, algo que va a la par con la trata de personas y los abusos sexuales a menores, parece estar en aumento en el mundo a pesar de los grandes esfuerzos que se hacen para combatirla.
El apetito sexual de degenerados, que prefieren a niñas y niños para satisfacer sus aberraciones, parece ser inagotable. Internet y redes sociales, la decadencia de los principios morales, y el exceso de dinero la han exacerbado.
El tráfico sexual de niños y otros abusos sexuales cometidos contra ellos, aun en su mismo entorno familiar, tienen un sinnúmero de consecuencias atroces para las víctimas, siendo una de ellas los embarazos infantiles, altamente peligrosos para la salud física y psicológica de las niñas, y que además tienden a perpetuar su situación de desventaja ante la sociedad, condenándolas a la inequidad y la pobreza.
La directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), Cristina Plazas Michelsen, aseguró que en el año 2013 se registraron 6.389 partos de madres menores de 14 años, y recordó que se trata de embarazos originados en relaciones que constituyen un delito.
El alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria, ha recalcado que no pretende negar que exista prostitución infantil en su ciudad: “Nuestra filosofía es no desconocer la realidad, por dura que sea, pero trabajar sin descanso para seguir transformándola”. Luz Aida Rendón, de la Secretaria de Inclusión Social, declaró que en Medellín se invierten $ 32 mil millones de pesos en múltiples programas para atacar el problema.
Cero tolerancia a la victimización sexual de los niños, debe ser un propósito nacional. Todos debemos convertirnos en agentes de ese cambio. Todos tenemos ojos y oídos para observar, para intervenir, para participar en campañas de prevención. La defensa del niño es un deber ciudadano.