MARÍA CLARA OSPINA | El Nuevo Siglo
Miércoles, 7 de Mayo de 2014

Promesas electorales, flor de un día

 

En vísperas de elecciones presidenciales, se vuelven a poner de moda los temas más importantes y más abandonados del país. En estas elecciones el tema preferido parece ser la educación. Todos los candidatos se jalan los pelos por el mal estado de la educación en el país. Inclusive el presidente candidato Juan Manuel Santos se lamenta, olvidando que durante su gobierno no se ha podido, ni siquiera, aprobar la reforma que había planteado.

Hoy todos hacen propuestas para mejorar la pésima calificación obtenida por Colombia en las pruebas PISA. El bajo nivel de preparación de muchos estudiantes al término de su bachillerato; el número  limitado de cupos en todos los niveles de la educación, sobre todo el universitario; la falta de estímulo a los maestros; la casi inexistente investigación científica en el país; en fin, se iría toda la columna solo mencionando los problemas de la educación en Colombia y varias columnas en mencionar las propuestas de los candidatos para solucionarlos.

Hago votos para que tantas buenas intenciones no sean flor de un día, como lo son la mayoría de los planteamientos de los candidatos, ideas y proyectos amañados a encuestas de opinión, para subir el puntaje en las encuestas, o pescar votos. Sin embargo, quiero destacar algunas de esas propuestas, con el deseo de verlas cumplidas. Para mí, la primera es mejorar la alimentación de los niños. Es indispensable optimizar la nutrición del niño desde su concepción, para el buen desarrollo de su cerebro y para que, cuando llegue a la escuela, no lo agobie el hambre y la desnutrición y le impida ser buen estudiante. Por eso garantizar, por lo menos el desayuno a la población estudiantil es uno de los proyectos más valiosos. La propuesta de dar dos comidas a los niños de bajos recursos es mejor aún; un niño bien alimentado multiplica su capacidad intelectual.

Otro aspecto de suma importancia, al cual se refieren los candidatos, es la dignificación del maestro, como ha propuesto la Fundación Compartir, ofreciéndole una mejor preparación, mejor salario por resultados, acceso a técnicas más avanzadas y modernas y a computadores con la conexión apropiada, para hacer de ellos un instrumento de investigación y enseñanza.

Las escuelas técnicas y las escuelas agrícolas desde el bachillerato, propuestas por Marta Lucía Ramírez y Óscar Iván Zuluaga, y el crédito amplio y gratuito de Clara López, son temas inaplazables. Extender la jornada de 4 a 8 horas para todos los estudiantes, de Enrique Peñalosa y Zuluaga, es quizá la propuesta más costosa, pero una de las más importantes, pues requiere un aumento de la infraestructura sin precedente, algo urgente e indispensable para lograr una cobertura del 100%.

Las propuestas de los candidatos están bien formuladas y llenas de buenas intenciones. Me uno a las voces que exigen lograr un Pacto por Colombia, en el cual todos los candidatos se comprometan a hacer de la educación una prioridad y a honrar sus propuestas en caso de ser electos. Si no, como antes ha sucedido, serán “flor de un día”, y Colombia continuará con la inequidad e ineficiencia educativa actuales.