No se dejen intimidar
Si usted no está contento con la manera como las negociaciones de paz se están llevando a cabo en La Habana. Si usted cree que se está negociando, no la paz, sino la impunidad. Si creen que estas negociaciones van a entregar a los colombianos de buena fe y a las instituciones democráticas del país, atados de pies y manos a la izquierda, peor aún, a la izquierda beligerante. Si usted cree que nos están engañando, que realmente no sabemos quién controla las negociaciones en La Habana, ¿Los Castro, Maduro? Si usted no entiende ¿cuál es la verdadera intención de nuestro presidente Santos? Dígalo, no se quede callado y, sobre todo, no se deje intimidar.
No deje que la prensa izquierdista, los mismos de siempre, ahora engrandecidos por las tales “negociaciones”, al borde de tomarse el país, lo arrinconen o descarten su opinión, acusándolo de enemigo de la paz, fascista, uribista, peor aún, paramilitar, o quién sabe que otro insulto del arsenal de los amigos de las Farc.
No nos dejemos arrinconar. Denunciemos todo lo que no nos parezca. Denunciemos la impunidad que pretenden imponernos en nombre de la paz. Eso no es paz, jamás se ha llegado a la paz dándoles curules a los asesinos, ni a los narcotraficantes, y eso son las Farc.
¡Qué tal! Ahora desde La Habana las Farc pretenden dictar política, cambiar la Constitución y convertirse en abanderados de los campesinos, cuando son los de las Farc los que se han quedado con las tierras, el ganado y los cultivos de los campesinos que hoy pretenden representar. Son ellos los que llevaron la guerra al campo, los que se llevaron los hijos, los que violaron a las mujeres, los que quemaron los pueblos.
Amo la paz, mi mayor deseo es ver a mi país en paz, que no haya más minas quiebrapatas en los campos, que se puedan cultivar las tierras, criar los marranos y ordeñar las vacas en paz. Que cada colombiano pueda volver a su terruño. Pero no quiero que nos engañen con estas negociaciones de paz.
Sobre todo, no quiero la impunidad, no quiero a Timochenko y su combo en el Congreso, disfrutando de lo que no lograron obtener con 50 años de guerra. No quiero que los Castro y Maduro nos impongan políticas desde La Habana.
Quiero unas negociaciones sin engaños, ni componendas. Soy consciente, de que en algo habrá que ceder. Pero no estoy dispuesta a sacrificar la democracia por obtener una paz inventada. Una paz, así como nos la quieren imponer las Farc y el Gobierno.
No nos dejemos amedrentar. Qué no nos llamen por nombres infames, porque no nos dejamos embolatar por el discurso de la izquierda agresiva.
Amo la paz, soy una pacifista convencida. Pero no acepto la impunidad. Si usted piensa igual, dígalo, escríbalo, opine. Está en su derecho, este es su país.
Usted tiene más derecho que aquellos que durante 50 años, no han hecho más que asesinar. ¡No se deje intimidar!