Primó la santería antes que la razón
En Venezuela casi gana Henrique Capriles. El candidato de la oposición fue derrotado aparentemente, y recalco la palabra aparentemente, por solo un 1.5% de diferencia a favor de los seguidores de “San Hugo Chávez”, o del “pajarito silbador”.
En las elecciones venezolanas primó la santería y el populismo sobre el buen sentido y la razón. Después de las supuestas apariciones del difunto Hugo Chávez a Nicolás Maduro en la forma de “un pajarito chiquitico” que, según dice Maduro, le da instrucciones a través de silbidos, pensé imposible que el pueblo venezolano no se diera cuenta de la chifladura que se ha apoderado del heredero de Chávez. ¿Acaso, después de todo lo que hemos visto y oído de él en estos meses, es posible pensar que Maduro sea cuerdo?
Pensé, ilusamente, que el “Bravo Pueblo” era capaz de discernir hasta donde ha sido manipulando y le han mentido, hasta donde todo el circo montado por Maduro es cada vez más como un mundo de locos. ¿O es que montar el cuento del “pajarito” y todas las demás apariciones son actitudes racionales de alguien que deberá llevar las riendas de un país en crisis y profundamente dividido, durante los próximos seis años?
Los venezolanos, en medio de una difícil situación económica, una rampante inflación, creciente escasez de productos básicos, como el aceite, la leche y el pan y, peor aún, sufriendo una aterradora racha de crímenes e inseguridad, deberían haber “medido bien el aceite” de Maduro.
Creo que su voto por Maduro los ha puesto en la boca del lobo. Ojalá esté equivocada, porque no quiero ver a este amable pueblo caer, aún más, en una espiral populista, basada en apariciones, llantos desaforados, santerías y brujerías.
En este momento Venezuela necesita urgentemente un líder de gran experiencia y seriedad, una persona equilibrada, capaz de enfrentar los problemas inmediatos que la amenazan, y ese no es Maduro.
No será fácil enderezar la economía, combatir el crimen y, ante todo, emendar la brecha que se ha creado entre los venezolanos. Venezuela necesita un líder que le baje el tono a la retórica de estas elecciones y de los años de gobierno de Chávez. Que termine con ese combate verbal, grotesco y delirante que impuso el difunto y aumentó Maduro.
Creo que esta elección ha sido el clásico ejemplo de cómo funciona la manipulación de masas. Los inventos sobrenaturales atraen profundamente a ciertos sectores que carecen de otras opciones, sobre todo en momentos de crisis. Es necesario creer en algo, por más absurdo que esto parezca, cuando a uno le han hecho creer que no hay más opción.
Muchos trataron de contrarrestar el populismo y la santería, y votaron con seriedad. La elección fue reñida, como no se veía desde hace años. El país está reaccionando. El mundo espera el solicitado recuento de los votos. Ojala sea honesto como el pueblo venezolano lo merece. 6 años en manos de Maduro y su “pajarito” pueden hundir el país.