MARÍA CLARA OSPINA | El Nuevo Siglo
Miércoles, 12 de Diciembre de 2012

Dubai, el futuro hoy

 

Hace  cincuenta años Dubai y otros emiratos del Golfo Pérsico no pasaban de ser pequeños pueblos de pescadores de peces y perlas, y algunas tribus beduinas de pastores de cabras, agrupadas en oasis entre dunas de arenas rosadas en un enorme desierto.

Esto hasta 1969 cuando los primeros pozos petroleros del territorio comenzaron a llenar de oro los bolsillos de los Jefes tribales o Sheiks.

Al comienzo los Sheiks invirtieron sus enormes ganancias en Europa, Asia y Norteamérica. Mas no tardaron mucho en darse cuenta de que sus inversiones en el extranjero no desarrollaban a sus regiones.

En 1971 siete Sheiks, entre ellos los de Dubai y Abu Dabi, crearon la Unión de Emiratos Árabes (UAE) con el mote: “Todo lo que se puede imaginar se puede crear”. Comenzó así una aventura para desarrollar en el desierto las más fabulosas ciudades futuristas del planeta. Y convertir la región en el centro cultural, médico y bancario más importante del mundo árabe.

Los mejores arquitectos del mundo han construido en los Emiratos fantásticos edificios, entre ellos, en Dubai, el Burj Khalifa, en forma de aguja, el más alto del mundo, y el Burj el-Arab, hotel en forma de velero construido en una isla artificial.

Hoy Dubai es una ciudad perpendicular. Más de doscientos edificios ultramodernos han sido construidos en los últimos 10 años y otros doscientos están en construcción. La ciudad aloja cerca de dos millones de personas, 85% de ellas extranjeras, en su mayoría hombres de la India, Pakistán, Sudáfrica, Filipinas y Rusia. Solo una tercera parte de la población es femenina.

Los “emiratis”, como se llaman los habitantes de los emiratos, son solo el 15% de la población y tienen grandes privilegios; reciben un estipendio del gobierno, becas y tienen derecho a ser propietarios de viviendas en localidades seleccionadas.

Uno de los grandes problemas de los emiratos es la carencia de gente, especialmente de “emiratis” con preparación suficiente para manejar el crecimiento y el futuro que ellos desean desarrollar. Es por eso que han invitado a las más importantes universidades del mundo a establecer filiales en sus ciudades, ofreciéndoles grandes capitales para investigación y desarrollo.

Universidades como Georgetown y Johns Hopkins han aceptado el reto. En Abu Dabi visité el Instituto Masdar creado con la colaboración de MIT para posgrado e investigación sobre el medio ambiente, especialmente manejo del agua, siendo esta una gran necesidad de los gobiernos de estos territorios desérticos.

Los Emiratos han creado centros de salud con la más avanzada tecnología científica y médica. Pretenden, de esta manera, atraer a entidades médicas y galenos destacados a ejercer en sus territorios para que estos se conviertan en centros donde vengan de todas partes del mundo a buscar tratamientos y salud.

Tal vez tratar de capturar el futuro derrochando dinero sea una locura, pero estos pueblos y sus gobernantes, para bien o para mal, ya  dieron este inmenso salto. ¡Hay que verlo para creerlo!