Meciendo mi cuna
Niñas de menos de catorce años embarazadas, pequeñas con su cuerpo roto y sus ilusiones truncadas. Este es el doloroso tema de: Meciendo mi cuna, trabajo periodístico de Patricia Gómez, Sabina Nicholls y Liliana Bernal, presentado por RCN en la televisión colombiana, el cual acaba de ser premiado por el Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB).
El embarazo infantil es algo de lo que poco se habla. Una vergüenza, un dolor más que la sociedad pretende ignorar. Se conoce más sobre el embarazo adolescente, casi una epidemia en Latinoamérica, pero poco del embarazo infantil.
Sabemos que en México 26 por ciento de los embarazo son de adolescentes y en Colombia son el 16 por ciento. Pero no hacemos diferencia de los embarazos y partos de las más pequeñas, las que aún son niñas en todo el sentido de la palabra. Niñas que maduran al tiempo con los bebés que dan a luz. Chiquitas, algunas de diez años, ya madres.
Según el trabajo premiado, 6.340 niñas menores de catorce años dieron a luz en el 2014 en Colombia. O sea ¡17 por día! Y esta cifra con seguridad es baja. ¿Cuántos embarazos infantiles han sido ocultados? En este país, tan indiferente a lo que sucede a sus niños, yo diría que muchos.
Tristemente, el número de estos embarazos es alto en toda Latinoamérica. En el 2011, la Red por los Derechos de la Infancia en México señaló que 11.512 niñas, entre 10 y 14 años de edad, tenían al menos un hijo y que 318 de ellas tenían 10 años de edad al dar a luz. En Brasil se dan 89 embarazos precoces por cada mil mujeres. En Chile hubo 1.058 embarazos infantiles en el 2013 y las cifras en Centroamérica son peores.
Estos embarazos son un drama muy complejo. Generalmente causados por la violación de la niña, en muchos casos por un pariente o amigo, lo cual le genera a la pequeña un profundo trauma psicológico; la desmoraliza, la deprime y, en algunos casos, hasta le quita el deseo de vivir. En otros casos, quedan encinta por ignorancia, niños jugando al sexo sin entender de qué se trata y cuáles son las consecuencias. De igual manera, el desconcierto de la niña al saberse preñada es inmenso.
El parto infantil pone en riesgo la salud y hasta la vida de la parturienta y de su bebé. Los bebés de madres niñas corren el riesgo de nacer muy bajos de peso y con problemas de desarrollo. La educación de la nueva madre se ve truncada, su futuro detenido. Ella y su hijo con dificultad podrán zafarse de la pobreza. Se les han cerrado las puertas, víctimas de la falta de educación, la incultura y una sociedad violenta, donde la impunidad reina.
Es indispensable la educación sexual desde temprana edad y leyes que se cumplan. Porque las leyes existen en la mayoría de nuestros países, pero son inefectivas por el machismo, la ignorancia y la ineptitud de quienes son responsables de aplicarlas.
Estas niñas requieren de nuestra ayuda. Ojalá el premio a: Meciendo mi cuna ponga en el tapete este dramático tema.