MARÍA ANDREA NIETO ROMERO | El Nuevo Siglo
Martes, 19 de Agosto de 2014

Creatividad y empleo

 

El gran reto de lograr la meta de generar otros 2.5 millones de empleos en el segundo período presidencial no es una aspiración menor, pero lo que es aún más determinante es poder crear plazas de trabajo de alta calidad, que solo será posible en la medida en que la economía colombiana logre continuar en la senda de crecimiento y desarrollo en la que ha venido transitando los últimos años. Es definitivo abandonar el centro de la concentración de la economía en el sector primario y secundario y lograr ascender hacia el de servicios y tecnología. Pero esto solo será viable si el capital humano que ingrese al mercado laboral tiene mejores capacidades físicas, emocionales y por supuesto profesionales. 

La pregunta entonces  es  cómo lograr que en Colombia se puedan formar personas con mayor nivel educativo, con habilidades y competencias que se inserten mejor en ese sector de servicios, ciencia y tecnología.  Como lo he sostenido por años en este espacio, todo se centra en los primeros años de vida de cada ser humano. Un niño recién nacido que tiene la fortuna de ser lactado pero sobre todo recibido en un hogar donde  ha sido esperado produce una diferencia trascendental frente a otro que haya nacido en circunstancias desfavorables. Las condiciones de concepción, espera y recibimiento son fundamentales aunque para muchos esa realidad pueda ser insignificante bajo el raciocinio de “eso tan chiquito no se da cuenta”.  Después del nacimiento el respeto por el proceso de lactancia y apego entre la madre y el bebé generarán una ruta de crecimiento del principal y más determinante órgano del ser humano: el cerebro. Un niño lactado y amado en sus primeros dos años de vida desarrolla un cerebro que produce cada segundo un sinnúmero infinito de conexiones neuronales que implican de inmediato una  mayor inteligencia emocional y espiritual, o sea, un ser humano más desarrollado.

Un niño respetado en sus procesos de crecimiento y desarrollo es un ser que cuando llega a su etapa  preescolar tiene la capacidad de utilizar herramientas emocionales como la empatía para respetar a sus pares y la creatividad como habilidad fundamental para la resolución de problemas. Y precisamente lo que necesitamos en Colombia es que las próximas generaciones sean creativas como insumo básico para  desarrollar en la adultez trabajos de alta calidad y emprendimiento, porque nadie se puede oponer a que la creatividad es fundamental para generar como sociedad mayores indicadores de empleabilidad. Es simple, si se quiere cambiar el mundo, hay que intervenir los procesos de crianza en la primera infancia y sostenerlos en la adolescencia y temprana adultez. Y esa es la apuesta del presidente Santos, un estadista que comprende algo que muy pocos captan en la política: el largo plazo.