MARÍA ANDREA NIETO ROMERO | El Nuevo Siglo
Lunes, 11 de Agosto de 2014

Los he visto

 

Comenzó  el segundo período presidencial de Juan Manuel Santos con una ceremonia llena de símbolos relacionados con la paz que buscaban transmitir un mensaje de esperanza, esa que parece aniquilada con las balas que por tantos años nos hemos disparado los unos en contra de los otros. Puedo decir que he vivido de cerca el proceso de campaña y de la posesión presidencial y, lo que más me impacta, es la profunda convicción con la que un gran equipo de hombres y mujeres trabaja para lograr que en Colombia existan esos tres pilares fundamentales que el Presidente definió en su discurso: paz, equidad y educación.

 Creo que no puede haber ningún colombiano/a que no comprenda los beneficios que puede traer la paz. Los evidentes en términos de seguridad y los efectos en el largo plazo que producirán la inversión en equidad social en lugar que en gasto militar. Pero comprendo las críticas de aquellos que se oponen. Es decir, entiendo su derecho a discernir, pero  confieso que me confunde su argumentación, porque a veces pareciera que aquellos que se oponen al proceso de paz, lo hacen con cierto disfrute y benevolencia hacia la guerra. Pero la contraposición es encontrar tantas personas convencidas de que para el país y las futuras generaciones es fundamental tener un punto de quiebre en la historia y la única forma real de hacerlo es consiguiendo firmar la paz y terminar con el conflicto armado.

 Por eso la presencia de niños y niñas acompañando al Presidente en  la posesión tenía un especial significado y es que no era cuestión de un argumento de campaña la famosa frase de "la primera generación de la paz", sino la esperanza porque en realidad esto suceda. Si lo pensamos poniéndonos en los zapatos de los niños/as que viven en nuestro entorno cercano, estoy segura de que es muy poco probable que haya tan solo uno de ellos que quiera que a otra persona le suceda algo malo. Cuando los niños se enteran de que hay unos adultos en el país que ellos habitan que están en guerra permanente, primero no comprenden en qué consiste la "pelea" y segundo no entienden por qué no logran solucionarla.

El presidente Santos ha hecho su apuesta. Como dijo en su discurso, aquí ya no se trata de cómo le va a una sola persona en la Presidencia o no. Acá nos la estamos jugando por lograr en equipo un cambio absoluto en la forma en que vivimos como sociedad. Lo malo es que muchos no creen y esperan por más sangre. Lo bueno, es que hay un gran equipo de personas que ha aceptado la apuesta del Presidente y está dispuesta a trabajar sin descansar para lograrlo. Los he visto, son reales y los admiro por eso.