MARÍA ANDREA NIETO ROMERO | El Nuevo Siglo
Lunes, 4 de Agosto de 2014

VIEJO CONFLICTO

El judío errante

Todo  dicho tiene una sabiduría popular que lo respalda. En este caso es de gran utilidad la expresión del "Judío errante" para  ayudar a explicar el origen histórico del conflicto que la gran mayoría de la gente conoce como árabe-israelí, pero que en estos días está centrado en la situación dramática a la que está sometido el pueblo palestino en la franja de Gaza.
El pueblo judío, si nos basamos en las descripciones bíblicas del Antiguo Testamento, anduvo errante por el desierto por más de 40 años en búsqueda de la "tierra prometida". Tierra que nunca se supo si encontraron o no. Los judíos hasta mediados del siglo pasado tuvieron una situación particular, existían como "pueblo" y hasta como nación, pero sin la ocupación de un territorio. Se podría decir que la mayoría de los judíos vivían en Europa y que tenían en muchos casos relaciones complejas con los gobiernos de los países donde moraban.
Mientras tanto, el pueblo palestino habitaba territorios ocupados por el Imperio Otomano desde el siglo XII. Este imperio también conocido como el impero turco, se caracterizó por haber sido multiétnico, multilingüe y por supuesto con varias religiones profesadas por sus habitantes.
Pero con la I Guerra Mundial y el apoyo económico de los judíos a Inglaterra y a los demás aliados fue importante para que el movimiento sionista empezara a tener resonancia en los diferentes escenarios internacionales, en especial, en la reciente creada Sociedad de Naciones. Ese movimiento cuyo principal y más reconocida figura fue Ben Gurión, argumentaba la necesidad de la creación de un Estado de Israel.
Después de concluida la I Guerra Mundial, el Imperio Otomano terminó por desmembrarse y Gran Bretaña comenzó a tener fuerte injerencia en los territorios palestinos a favor del movimiento sionista. En 1947 las Naciones Unidas aprobaron la división de Palestina y la creación del Estado de Israel. Desde entonces el conflicto tomó vida y ha dejado un mar de sangre entre israelíes y árabes.
Creo que tener una posición pro-palestina no es defender el radicalismo terrorista de Hamás, sino comprender la historia desde una perspectiva básica y que se puede explicar con un ejemplo de la vida cotidiana. El conflicto de Palestina es como si una familia hubiera vivido por generaciones en una casa y de repente, de un día para otro, un vecino lejano entra por la puerta y anuncia que esa familia puede seguir viviendo allí, pero en el sótano, porque a partir de ese momento llega una nueva familia. Y así sin más ni más, la nueva familia se instala y le bloquea a la anterior los accesos a la casa, las salidas para conseguir alimentos y además realiza una campaña de desprestigio en todo el barrio.
Así como el pueblo judío en términos humanitarios tenía derecho a dejar de ser errante, los palestinos merecen que su nación pueda poseer un pedazo de tierra sin miedo a que ese derecho les sea arrebatado a punta de bombardeos.