Ciudad caótica
En repetidas oportunidades lo he mencionado y hoy lo reitero. La administración de Petro es un desastre.
El descuido de los temas más sensibles es evidente. Y uno de ellos, la movilidad. Aquellos que permanecen en un sector encerrados en sus casas no lo perciben, puede ser ese el caso del Alcalde, pero el resto de los/as ciudadanos/as que a diario tenemos que ir de un lugar a otro, vivimos situación insufrible. Pasar más de dos horas diarias en un carro es miserable y más aún cuando la situación de transporte no está regulada por la policía. No se han dado cuenta de que en horas de Pico y Placa además de no conseguir un taxi, tampoco es posible encontrar a un policía que esté pendiente de que la gente esté cumpliendo esta norma. Colombia, no es un pueblo que se caracterice por acatar las leyes, sino por todo lo contrario.
La semana pasada tuve la “fortuna” de desplazarme por distintas zonas de la ciudad en Pico y Placa. Muchos vehículos que tenían restricción transitaban tranquilamente por la Primero de Mayo y no había un solo policía desde la NQS hasta la Avenida Boyacá, o sea un buen tramo del recorrido. Lo mismo pasa por la NQS, la Suba, la 116, la calle 13. No hay orden y por lo tanto el caos se vuelve más caótico.
Sin policías que nos acuerden la forma como debemos comportarnos para tener una convivencia más o menos civilizada y con esta incapacidad de autorregulación individual sumada a la ausencia total de un liderazgo en la ciudad, lo cierto es que Bogotá va directo al despeñadero.
Haber tenido tres alcaldías tan desastrosas como las de Luis Eduardo Garzón, Samuel Moreno y Gustavo Petro, demuestra que no es cuestión de si el gobierno es de izquierda o de derecha, sino de liderazgo.
Insisto, si Petro ya hubiera construido el jardín número 300 de los mil que prometió, por lo menos habría un mérito por reconocerle. Pero los desaciertos son mayores, la ciudad está sucia, desorganizada, no hay obras de inversión notorias, no hay cambios en movilidad, tal vez en seguridad sí y eso es importante, pero es una lástima que tantas promesas, que tantos discursos en el Congreso de la República, se queden en palabras que el viento se lleva ante la incapacidad de poner en marcha un modelo de desarrollo para la ciudad. No importa repito que sea de derecha o de izquierda, el tema es que sea aplicable y que mejore la calidad de vida de los que residimos en esta ciudad.