No se logra con magia
El presidente Santos inicia un nuevo período presidencial. La mayoría de los colombianos decidieron renovarle su confianza para que de una vez por todas firme la paz en esta bella Colombia de fútbol, de carnavales, de bambucos y torbellinos.
Todo se ha iniciado en un gran sueño, el de miles de víctimas inocentes que han sido abatidas por las balas asesinas de unos terroristas sanguinarios, que en tiempos lejanos se creyeron dueños del Estado, pues su máscara de campesinos humildes la utilizaron para hacerles creer a los organismos internacionales que Colombia era un país violador de los derechos humanos.
Para entender este desarrollo de la búsqueda de la paz debemos examinar con lupa el camino recorrido: con el presidente Belisario Betancur se lanza la paloma de la paz, paloma que logró sobrevivir a pesar de las intensas ráfagas asesinas.
Llega Andrés Pastrana, personaje que ha sido vituperado por las concesiones otorgadas a estos personajes sangrientos. Los críticos ignoran que las concesiones sirvieron para demostrarle al pueblo colombiano que estos guerrilleros no eran unos luchadores en favor de las clases desposeídas. Fue una verdadera jugada maestra con la cual se logró el apoyo internacional. Con el Plan Colombia nuestro Ejército consiguió multiplicar su presupuesto, ya no veríamos más a los guerrilleros utilizar sus radios satelitales en la zona de despeje, mientras los soldados de la patria apenas usaban unos rudimentarios radioteléfonos. Gracias al apoyo internacional nuestro Ejército se fortaleció económica y militarmente.
El pueblo agobiado entonces le otorga al candidato Álvaro Uribe un mandato mayoritario para acabar sin ninguna contemplación a la guerrilla.
Debemos aclarar con mayúsculas, que sin la estrategia del presidente Andrés Pastrana para desenmascarar a los terroristas, cualquier paso dado por el presidente Uribe en contra de la guerrilla, se hubiera registrado como un asesinato de humildes campesinos violando los derechos humanos..
Sin embargo, vemos que el presidente Uribe, a pesar de haber gobernado durante 8 años, no pudo exterminar a las Farc, aunque muchos pregonen que fue un gobierno de Seguridad Democrática, que debe ser reelegido. Por ello se hace necesario entender que las decisiones ideológicas y militares para la consecución de la paz deben orientarse por caminos adecuados. En estos momentos históricos ya no será con las armas como se debe continuar combatiendo a las Farc, pues seguirá muriendo gente inocente de parte y parte. La ley del Ojo por Ojo y Diente por Diente se aplicará sin ninguna contemplación.
Ahora el presidente Santos avanza en el proceso, logra sentar en la mesa a los jefes guerrilleros en La Habana, guerrilleros que no hubieran aceptado reunirse en otro sitio geográfico por su seguridad, pues allí gozan de todas las garantías para dialogar, aunque no lo aplaudan los críticos en salones adornados con gobelinos coloridos acompañados con exquisitos whiskys y acaloradas tertulias.
Este recorrido histórico nos demuestra que para lograr la paz se requiere de todo un proceso que debe darse paso a paso. Sería una utopía pensar que la paz la obtendremos por arte de magia. Al menos ya logramos el desprestigio internacional de la guerrilla, acepten, firmen o no firmen un acuerdo de paz, estarán más derrotados con menos campo de acción.