LUIS CARLOS PEÑA MOSQUERA | El Nuevo Siglo
Viernes, 15 de Febrero de 2013

Pensiones espurias
Infortunadamente los colombianos gozamos de mala memoria, lo vital en el mundo contemporáneo es lo fatuo, lo intrascendente. La tecnología moderna nos mantiene en sintonía de ‘telebovelas’ cursis que sólo logran evacuar la capacidad creativa e inteligente del ser humano.
Los temas de política nacional e internacional son ignorados en su totalidad, consecuencia de la corrupción rampante en el establecimiento oficial. El porcentaje de colombianos apáticos que no participan en las decisiones políticas cada día es mayor.
Da vergüenza que el Procurador con su lucidez jurídica defienda a capa y espada las pensiones millonarias de magistrados y congresistas obtenidas violando los requisitos laborales de ley. Podríamos llamarlas pensiones espurias.
Con clarines y trompetas el Procurador, en los estrados de la Corte Constitucional, tratando de que su voz llegara a los barrios más populares, para que todo un pueblo que aún no ha recibido su pensión, comprendiera su sabiduría, decía: “las pensiones son derechos adquiridos, así lo establece la Constitución”.
Pero qué gran sofisma, ¿será que el señor Procurador pretende que delitos contra la administración pública sean despenalizados? Como los que comete el funcionario público que produce resoluciones en contra de derecho como, por ejemplo, otorgar una pensión a un funcionario sin cumplir todos los requisitos legales.
Según el Procurador, estas pensiones fueron otorgadas a favor de unos angelitos inteligentes que dedicaron su sabiduría a un trabajo esclavizante por unos pocos años, lo cual hace que sean merecedores de una pensión millonaria que debe ser protegida por la Constitución como un derecho adquirido. Estos pensionados millonarios cobran sumas entre diez y veinte millones, y hoy son derechos adquiridos según la jurisprudencia del Procurador.
Claro que el señor Procurador dirá, diez o veinte millones no son nada, en comparación a los 90 millones que invertí en el matrimonio de mi hija muy querida. La mayoría de medios de comunicación se vinieron lanza en ristre contra el Procurador por haber invitado al matrimonio de su hija a muchos de los personajes que han sido investigados por la Procuraduría y por otros medios de control.
A mis amigos periodistas les digo que debemos respetar la vida privada de todo funcionario público. El Procurador y su familia son libres de invitar a quien se le antoje. El señor Procurador sí merece un aplauso por haber llevado a la Iglesia a muchos pecadores, ellos también tienen derecho a una conversión verdadera de todo corazón.
Como decía Jaime Garzón: “Y que Dios los perdone”.