ENCARNA UN NUEVO PENSAMIENTO
Francisco revolucionario
Una verdadera revolución está causando nuestro Papa Francisco en la Iglesia Católica. Ya no es la Iglesia condenatoria, la que juzgaba y condenaba.
Un gran poder que tuvo la Iglesia Católica en Occidente fueron los tribunales de la Inquisición que se instauraron a partir del siglo XV y que van hasta el siglo XIX, para combatir las herejías que amenazaban el monopolio de la verdad, y que los gobernantes católicos le reconocían para preservar y afianzar el poder político del que disponían.
Galileo Galilei fue obligado por la inquisición a declarar que su teoría heliocéntrica era una hipótesis, pues situaba al Sol en el centro de todo, en contra de la creencia que situaba la Tierra como el centro del universo, después Nicolás Copérnico fue condenado a título póstumo por esta misma herejía contra la Iglesia.
Los púlpitos se utilizaban para crear pánico, para advertir que los pecadores tendrían como punto de llegada el averno, ignorando el arrepentimiento y el perdón.
Hoy el Papa Francisco encarna un nuevo pensamiento, que seguramente dejará huella en la Iglesia.
Crea un tribunal en el Vaticano para los casos de pedofilia, autoriza a las autoridades eclesiásticas para juzgar por abuso de poder a las que oculten sacerdotes denunciados por maltrato o violación a menores o a personas frágiles.
El Papa causa revuelo cuando se pregunta públicamente ¿quién soy para juzgar a una persona gay, que busca al Señor y tiene buena voluntad de llegar a él?
Es un Papa humilde que proclama la sencillez, que busca ser entendido colocándose al mismo nivel de los desposeídos.
Igualmente, el Pontífice hace un llamado a proteger a nuestro planeta de la degradación medioambiental, y carga contra el actual sistema económico que explota los recursos naturales sin consideraciones éticas o morales.
Destaca los valores en la familia donde se aprende a pedir permiso sin avasallar, a decir “gracias” como expresión de una sentida valoración de las cosas que recibimos, a dominar la agresividad o la voracidad, y a pedir perdón cuando hacemos algún daño. Estos pequeños gestos de sincera cortesía ayudan a construir una cultura de la vida compartida y del respeto a lo que nos rodea.
En una palabra, Francisco advierte que “el perdón que Dios te dará” debe corresponder “al perdón que tú des a los demás”: este es el razonamiento que Jesús nos enseña sobre el perdón. Dios siempre perdona, siempre. Si yo no perdono, en cierto sentido cierro la puerta al perdón de Dios.
Para el próximo año se anuncia la celebración del Año Santo de la misericordia, en el que entrará en vigencia la reforma papal del proceso de nulidad del matrimonio católico, para hacer el trámite más simple, rápido y gratuito. Es mejor acudir al obispo de tu región que tener que acudir a Roma, donde nadie te conoce.
Con su nuevo estilo misericordioso, volverán los incrédulos a la Iglesia Católica, donde podrán compartir todas las diferencias de pensamientos que se tengan. Será un refugio para la convivencia, lo que no era posible en una Iglesia condenatoria.
Ahora “todos los caminos conducirán a Dios”.