Habilidades blandas
Lentamente se empieza a entender que el mayor reto de la sociedad colombiana para generar transformaciones profundas radica en lo que hagamos de fondo con nuestro sistema educativo. Parece que se va formando un consenso sobre varias tareas esenciales: jornada integral, formación técnica, bilingüismo, deporte y cultura, mejora de fondo en matemáticas, ciencias, español, y en calidad de nuestros maestros.
Tal vez lo menos visible hasta el momento, pero que requiere el mayor esfuerzo, es el de las habilidades blandas. Conocidas como habilidades para la vida, son de mayor trascendencia que las habilidades técnicas y que la formación académica.
Las habilidades blandas no se aprenden porque se expliquen en un salón de clase. Las habilidades para la vida no se adquieren porque se hable sobre ellas en los textos escolares. Su aprendizaje exige mucho más que trabajarlas en el ambiente escolar: se requiere un esfuerzo deliberado, expreso, sostenido, de toda la sociedad. Y ello se debe a que las debilidades en habilidades blandas son una profunda enfermedad de gran parte de la sociedad latinoamericana: impuntualidad, abuso del alcohol, dificultades para trabajar en equipo, desaseo y mugre en nuestros espacios públicos. Ahí, precisamente, radican causas fundamentales de nuestro subdesarrollo. Eso explica que una transformación educativa que no contemple un esfuerzo sistemático en estas habilidades no sirve.
Esta realidad evidencia que, al menos en materia de habilidades blandas, las acciones no se pueden circunscribir al sistema escolar sino que deben extenderse a toda la sociedad. Tenemos mucho de positivo y valioso en nuestra gente pero nadie puede esconder fallas que nos afectan: pérdidas humanas y económicas por abuso del licor; destrucción de valor por falta de puntualidad y cumplimiento; enfermedades y desaliento colectivo ante basuras y contaminación en calles y ríos; parálisis y demoras por la dificultad de construir en equipo.
Singapur, para solo mencionar uno de los países cuyo sistema educativo observa hoy el mundo, incluye en sus escuelas el reforzamiento de las habilidades para la vida. Han entendido la relación causa efecto entre ellas y una sociedad desarrollada.
El estudio publicado por el BID muestra que pequeños, medianos y grandes empresarios de América Latina encuentran que la principal dificultad con sus empleados no se refiere a debilidades técnicas o académicas (que las tienen) sino a las graves deficiencias en habilidades blandas.
¿Qué más necesitamos para entender que en estas dificultades radica una enorme oportunidad para concentrar acciones transformadoras de la inequitativa sociedad latinoamericana? Por supuesto, un grupo de personas que con su ejemplo lideren esta tarea hasta convertirla en el pan de cada día de la sociedad, del sistema educativo y de las políticas públicas. El camino a una sociedad con equidad en América Latina exige un esfuerzo sostenido en estas habilidades para la vida.
Twitter: @lhoyosa