EN CAMPAÑA
Pacto ético electoral
Epígrafe
“La ética no consiste en formular preceptos caídos o dictados desde el cielo, sino que es consecuencia de tomar consciencia de lo que somos”.
Albert Jacquard
En plena campaña electoral, con miras a las elecciones del próximo 25 de octubre, es necesario que los candidatos a corporaciones públicas y los aspirantes a alcaldías y gobernaciones, acordemos un gran pacto de ética electoral. Propongo evitar los insultos y diatribas personales, centrarnos en proyectos, en propuestas, en opciones expresadas con altura, sin odios, sin mentiras y sin violencia.
El país necesita que sus dirigentes tengamos mesura, para no exacerbar pasiones que en otros tiempos generaron muertes y derramamientos de sangre en todo el país.
Los candidatos debemos suscribir un acuerdo de ética política, que nos obliga a obrar, con responsabilidad, transparencia y de hablar con amor por el país y en nuestro caso con amor por Bogotá.
No ofrecer cosas imposibles, propuestas que jamás se puedan cumplir y hacer en el caso de Bogotá un compromiso suprapartidista para sacar adelante proyectos de urgencia para la ciudad por encima de consideraciones politiqueras.
Como decía Álvaro Gómez Hurtado, un acuerdo sobre lo fundamental, sobre temas como: seguridad, movilidad, POT, y de promover la paz y restablecer el desarrollo sustentable en la capital del país.
Propongo una campaña ética, cumpliendo la Constitución y la legislación electoral, basada en la transparencia, honestidad, legalidad, equidad, respeto de la dignidad de los candidatos, haciendo a un lado la difamación.
Debemos comprometernos a no empapelar la ciudad, hacer una publicidad amigable con el medio ambiente.
Los ciudadanos y los medios de comunicación debemos rechazar toda expresión violenta, verbal o física, antes, durante y después de las elecciones.
Debemos sí vigilar y denunciar las viejas prácticas de los vicios de la política antigua, de compra-venta de votos y de líderes y denunciar toda esta corruptela para que los electores puedan elegir en libertad absoluta.
Acabemos el proselitismo con TLC: tejas, ladrillos y cemento, o de tamales lechona y cerveza. Cuidemos los recursos públicos, que no sean el botín electoral, de ningún partido u organización política, respetemos los topes de gastos de campaña y al final rindamos las cuentas sobre la procedencia y uso de los fondos públicos y privados que se reciban durante la campaña electoral.
Digamos un rotundo NO a las ofertas de dinero, empleos, regalos, contratos, compra de votos o cualquier forma de coerción o intimidación de los electores.