VISIONARIO
El Papa humanista
Epígrafe
“Ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ningún pueblo sin soberanía, ninguna persona sin dignidad, ningún niño sin infancia, ningún joven sin posibilidades, ningún anciano sin una venerable vejez”.
Papa Francisco
Qué grandeza la que ha demostrado el Santo Padre Francisco en su gira por Suramérica. Humanista, defensor del medio ambiente, directo, claro y conciso: o cambiamos o nos destruimos.
Por eso exhortó al mundo a un cambio en el sistema económico, tras señalar que el actual no aguanta, porque la economía debe estar al servicio de los pueblos. "Queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los pueblos. Y tampoco lo aguanta la Tierra”.
Y este mensaje que nos cae a los colombianos como anillo al dedo lo podemos adoptar: "La paz no es un producto industrial, es un producto artesanal que se construye cada día con nuestro trabajo, nuestra vida, amor, cercanía. Muchas personas con poder, no quieren la paz porque viven de la guerra",
Propuso estas tareas que todos debemos acoger y defender:
Poner la economía al servicio de los pueblos: “Los seres humanos y la naturaleza no deben estar al servicio del dinero. Digamos NO a una economía de exclusión e inequidad donde el dinero reina en lugar de servir. Esa economía destruye la Madre Tierra”. Unir nuestros pueblos en el camino de la paz y la justicia.
“Los pueblos del mundo quieren ser artífices de su propio destino. Quieren transitar en paz su marcha hacia la justicia. No a injerencias donde el más fuerte subordina al más débil”.
Y la tercera tarea, tal vez la más importante que por convicción he venido desarrollando: defender la Madre Tierra. “La casa común de todos nosotros está siendo saqueada, devastada, vejada impunemente. La cobardía en su defensa es un pecado grave. Vemos con decepción creciente como se suceden una tras otra cumbres internacionales sin ningún resultado importante. Existe un claro, definitivo e impostergable imperativo ético de actuar que no se está cumpliendo. No se puede permitir que ciertos intereses, que son globales pero no universales, se impongan, y continúen destruyendo la creación”.
“Yo les pido, en nombre de Dios, que defiendan a la Madre Tierra. Sobre este tema me he expresado debidamente en la Carta Encíclica Laudato” .