Lorena Rubiano Fajardo | El Nuevo Siglo
Lunes, 20 de Octubre de 2014

Roberto Gerlein

Epígrafe

“Posee una rica formación cultural, particularmente filosófica y humanística, que le ha permitido no solo conocer y exponer los grandes problemas del país, sino proponer soluciones en su mayoría acertadas”.

Rodrigo Noguera Laborde

ESCRIBO  esta nota, sobre este prominente  líder político conservador, porque me pareció valerosa y de gran carácter, su presencia el jueves en la plenaria del Senado cumpliendo con su deber, a pesar de sus quebrantos de salud.

Devoto de la virgen de Fátima,  inteligente, con un léxico inigualable, pragmático, concreto, claro en sus ideas, abogado, elector por excelencia, Senador reelegido 8 veces, desde 1978.

Barranquillero de nacimiento, descendiente de una estirpe holandesa que se radicó en Curazao, emparentado con Rafael Núñez, casado con Lydia Damarco Besada, con una hija, María Alexandra, y dos nietos, tenista frustrado, durante su vida ha dicho lo que cree y piensa, en su alma no hay cabida para el odio y es respetuoso del pensamiento contrario. En su lenguaje no están registradas las  malas palabras, aunque lo hicieron aparecer como enemigo de los gay tiene un gran respeto por ellos y solo dijo lo que pensaba, con respecto al sexo entre varones, que  es algo que no va con sus  principios religiosos.

Fue precandidato presidencial de su partido. Ha tenido frustraciones, como el no haber podido llevar a su gran amigo Álvaro Gómez a la Presidencia de la Republica, y en su momento apoyó a Evaristo Sourdís, Belisario Betancur  y  Noemí Sanín. Reconoce con tristeza que a su Partido Conservador lo hayan  excluido por completo de las negociaciones de paz.

Refiriéndose a la paz ha dicho que: “por la paz debemos pagar cualquier precio. Desde luego, todos queremos una paz con verdad, justicia y reparación por cuanto las víctimas son la preocupación medular de cualquier esfuerzo. El Gobierno tiene, gracias al Congreso, las facultades contenidas en el Marco Jurídico para la paz a fin de flexibilizar el entendimiento con la subversión armada y alcanzar,  la tranquilidad y la concordia”.

Sobre su permanencia en el Congreso ha dicho que: “Eso depende de la voluntad de Dios. Por supuesto que mi salud ya no es la misma que la que disfruté cuando llegué al Congreso, pero yo trato de luchar contra mis pequeñas enfermedades para poder tener una vida activa personal y familiar”.

Cumplirá con su compromiso en el Senado hasta que tenga lucidez para participar y ha dicho que: “me dolerá muchísimo cuando tenga que marcharme de la política”.

lorenarubianof@gmail.com