Situación panelera
Epígrafe
“La agricultura se ve fácil cuando el arado es un lápiz y se está a mil millas del campo”
Dwight Eisenhower
Millones de colombianos fueron levantados con agua de panela y leche. Es el tetero de los campesinos. El alimento que nutre y hace triunfar nuestros ciclistas en Europa. Pero aquí nuestros hombres y mujeres del campo, que con sus encallecidas manos producen la panela están quebrados, acabados, no saben qué hacer, porque ya no es rentable producirla.
Y no son historias que me han contado, ni testigos de oídas como los de las Altas Cortes, ni de chismes de baranda. Es que por mis venas corre el jugo de la caña. Participé en la molienda que dirige mi madre en Togüí, vine a apoyarla, en la producción de la panela en un trapiche artesanal, con abejas y un exquisito aroma, que demuestran que hay buena calidad, con campesinos que avivan el fuego y otro que con más de mil paladas cambia de paila el sagrado líquido, hasta dar el punto de cocción. Finalmente la empacan, para ser sacada al mercado.
Después de muchas noches de trasnocho, durante las cuales se descansa encima del bagazo de la caña, termina la jornada y con la esperanza de obtener alguna utilidad salimos a venderla y qué tristeza, da rabia, que nos roben así los intermediarios, con la anuencia de un Gobierno y de un gremio que no nos protege, nos pagan miserables $ 1.000 por kilo. Pagamos trabajadores, trapiche y transporte y solo nos quedan unas cajas y unos pocos pesos para pagar deudas.
La DIAN y el Ministerio de Comercio deben cerrar las importaciones y el contrabando, porque traen azúcar de mala calidad de Bolivia, por ejemplo, para derretirla, y convertirla en panela, de pésima calidad y a precios irrisorios y esa no la decomisa el Invima.
Así no podemos señor Presidente, cúmplanos lo que ofreció en campaña, o nos vamos nuevamente a un paro nacional agrario. Ya no vamos a sembrar más caña, que la traiga el Gobierno, que la importe, ya el 40% de los trapiches han cerrado por quiebra, ya no dan empleo, y advertimos que se generará un gran caos social, porque en el sector panelero hay más de 1.7 millones de empleos directos dispersos por todo el país.
Compatriotas, apóyennos, no permitamos que el Gobierno acabe con un producto símbolo de la alimentación de nuestros hijos, como es la panela.