LORENA RUBIANO FAJARDO | El Nuevo Siglo
Domingo, 29 de Diciembre de 2013

A reparar víctimas

 

“Los cocodrilos vierten lágrimas cuando devoran a sus víctimas. He ahí su sabiduría”.

Sir Francis Bacon

ES  de destacar la  altura, la capacidad, el buen manejo que le está dando María Paula Gaviria, directora de la Unidad de Atención y Reparación de las Víctimas, al  resarcimiento  de los mártires de la guerra  en Colombia. Qué desafío, qué trabajo tan duro y qué responsabilidad la que tiene sobre sus hombros y por eso  esperamos que el Gobierno, las ONG y la empresa privada le sigan dando  todo el respaldo político y financiero para cumplir tan noble, pero obligatoria tarea de los colombianos para con sus hermanos  y compatriotas, que han sufrido los daños y tragedias que deja esta injusta guerra.

Pero qué bueno sería que las Farc, además de la voluntad de cesar con los viles asesinatos de madres, padres, hermanos, o hijos de la familia colombiana, pusieran  plata, de la mucha que tienen, para reparar a estas gentes  que lo perdieron todo y que fueron sometidas a  tortura, violencia sexual, homicidio, desplazamiento forzado, masacre o minas antipersona.

Paula Gaviria dijo que: “en Colombia tenemos en el registro único de víctimas, a diciembre del 2013, 5.966.041 personas, que representan un 79% del total de afectados por la violencia, de las cuales 5 millones son víctimas de desplazamiento forzado",  y esto significa que el 11,5 por ciento de la población ha sufrido directamente por el conflicto armado.

La funcionaria destacó que un 39% de los afectados identifica a las Farc como victimarios, aunque matizó que muchas personas no saben quiénes fueron sus atacantes, y que el registro no considera necesaria esa información para que haya una reparación ya que "la ley no discrimina en virtud del autor".

Otra cosa seria que esta reparación pudiera adelantarse en un país en paz y no en medio de la guerra, que todos los días suma y suma más mártires.Todos debemos asumir nuestra responsabilidad social desde este momento y especialmente en el posconflicto. Y ojala no esté lejos el día en que podamos sentar en la misma mesa a víctimas y victimarios para consolidar la tan anhelada paz.

María Paula, a propósito nieta del expresidente Belisario Betancur e hija de un empresario con gran conciencia social, Luis Fernando Gaviria, tiene este gran reto  de llevar a cabo esa gigantesca tarea, que estamos seguros, culminará con éxito dadas sus capacidades, para el bien de los colombianos.

lorenarubianof@gmail.com