LORENA RUBIANO FAJARDO | El Nuevo Siglo
Domingo, 15 de Septiembre de 2013

Gracias monseñor Castro

 

“Importar alimentos es traición a la patria”

Monseñor Luis Augusto Castro

                                                    

Monseñor Luis Augusto  Castro, nuestro Arzobispo de Tunja, fue quien en los momentos más difíciles  del pasado paro agrario campesino, con cordialidad pero con entereza, invitó al presidente Santos a ver el paro con otros ojos, con los ojos de la realidad, con los pies en la tierra y no elevados en las cumbres del poder.

Boyacá siempre ha tenido una estrecha relación con la Iglesia Católica, somos creyentes y fehacientes siervos de Dios, en todos los pueblos y veredas de nuestro departamento. Por eso  celebramos y reconocemos la dedicación, apoyo y solidaridad que recibimos en el paro agrario de monseñor Castro, quien con el gobernador Juan Carlos Granados,  y los ministros de Agricultura, Interior y Minas,  estuvieron día y noche escuchando las peticiones y buscando soluciones.

Él entendió que el menosprecio del presidente Santos para con los boyacenses era inaceptable y por eso lo invitó a la reconciliación  y así se logró llegar a unos acuerdos para levantar el paro temporalmente mientras se implementan reformas y acuerdos que corrijan la desastrosa situación del campesinado colombiano. Gracias Colombia por el apoyo a nuestros campesinos. Estoy segura de que esto redundará en beneficio de todo el país y especialmente del sector menos  favorecido como son nuestras gentes, que con azadón en sus encallecidas manos aran la tierra para ponerla a producir.

Ojalá también escuchen los permanentes mensajes de monseñor Castro en favor de la paz: “Necesitamos que la paz salga del corazón, que se refleje en las actuaciones cotidianas de cada uno de los colombianos”, “ya es hora de acabar con la palabrería y terminar el conflicto armado mediante el cese de hostilidades y el mejoramiento de las condiciones de vida, para que Dios nos conceda el bien preciado de la paz”.

Abrimos un compás de espera al nuevo ministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde, mientras coge la yunta de problemas por los cachos y jalona una reforma agraria integral, que nos lleve definitivamente a mejorar las condiciones de nuestros campesinos y el campo vuelva a ser grato para vivir y así no sigan engrosando los cordones de miseria de las grandes ciudades. Por eso estamos de acuerdo con las declaraciones del representante Guillermo Rivera, del Putumayo, quien pidió que debe garantizarse que ese convenio sea suscrito por los mismos campesinos, “con los de ruana y no con los de corbata”.

lorenarubianof@gmail.com