Esta semana se aprobó en el Congreso la tan polémica Reforma Tributaria. Como congresista de oposición la voté en contra, pues considero que en conjunto se queda corta en el propósito de generar una sociedad más equitativa y con menos desigualdad. Sin embargo, ser de la oposición no me impide tener una posición constructiva para desatacar lo bueno y señalar lo regular y lo malo de esta reforma.
Y es que esta Reforma Tributaria se debe analizar dentro del contexto político que vive hoy Colombia. Desde el 21 de noviembre el país presenta una movilización social continua, motivo por el cual algunos de mis colegas de la oposición consideran que la reforma no se debía discutir sin antes atender las peticiones del paro. Respeto completamente esa posición. Sin embargo, personalmente, opté por poder construir la mejor Reforma Tributaria posible y confrontar las disposiciones negativas que trae.
Lo bueno. El mecanismo de compensación del IVA para los deciles 1 y 2. Presenté esta propuesta y fue construida de la mano de otros partidos y del Ministerio de Hacienda y hoy se le pude anunciar a Colombia que esta reforma a través de la devolución del IVA para el 20% más pobre del país reducirá, según cálculos del Ministro, en dos puntos el índice de Gini.
Otro problema social muy grande que se vive en Colombia es el desempleo juvenil, hoy alcanza el 18,9 % y viene en una tendencia creciente desde el 2015. Si bien es cierto que la política laboral trasciende la política fiscal, esta última puede ser un instrumento de choque para evitar que siga al alza el desempleo juvenil y empiece a tender a la baja, es por esto que apoyo la medida del primer empleo que trae la reforma.
Lo regular. Sé que en el Congreso se han propuesto varias iniciativas para reducir el aporte de los pensionados al sistema de salud y que esta reforma responde en cierta medida a ese llamado, al proponer la reducción gradual de ese aporte para las mesadas de un salario mínimo. Pero para nadie es un secreto que solo el 23% de las personas en edad de pensionarse se pensionan. Pregunto entonces ¿no habría sido mejor usar los recursos destinados a esta iniciativa, que solo en los primeros 3 años nos costará aproximadamente 1,2 billones de pesos, para fortalecer el programa de Colombia Mayor y así garantizarle más recursos al 77% de la población sin pensión?
Lo malo. Esta reforma insiste en las exenciones sectoriales. Yo llevo muchos años dedicada a hacer crecer empresas, clústeres y sectores y sé que no se puede seguir cometiendo el error de creer que el crecimiento de los sectores va atado a los beneficios tributarios que tiene. Esta reforma reitera un error continuado al traer la exención de economía naranja y al seguir perpetuando la exención de los hoteleros que nos ha costado alrededor de 300 mil millones de pesos, que incluso puede ser mayor porque los datos son escasos.
En conclusión. Esta reforma por más que traiga cosas positivas sin duda alguna no es la solución fiscal que necesita el país. Es hora de empezar a innovar y dar un debate serio sobre la vigencia, impacto y actualidad de nuestro estatuto tributario para así poder tener una política fiscal que genere igualdad e interprete las nuevas realidades de nuestro país.