PERSISTENCIA REVOCA DEMOCRACIA
Obama y Cuba
EL presidente Obama ha hecho importantes concesiones a la Cuba comunista. El solo hecho de ir a visitar a Raúl en La Habana es la mayor desde que Obama, en diciembre de 2014, anunció la que llamó “normalización” de las relaciones con Cuba. Es el reconocimiento implícito de la legitimidad del régimen comunista, a pocos kilómetros de distancia del continente estadounidense y después de medio siglo de rechazo. Pertinente mencionar que el presidente cubano no se dignó recibir a Obama en el aeropuerto, a diferencia de lo que había hecho con otros dignatarios.
Obama quitó a Cuba de la lista de países terroristas y restableció relaciones diplomáticas con la isla; también ha relajado, en la medida de sus facultades, algunas de las sanciones que los Estados Unidos habían impuesto a la dictadura como visitas de alguna clase de viajeros (estudiantes, hombres de negocios); permitió ciertas inversiones de sus nacionales (hoteles) y varios vuelos comerciales. Ha prometido el levantamiento del embargo comercial, en lo que aún subsiste, sujeto a la derogatoria por un Congreso adverso de la ley que lo impuso. Castro no ha hecho ninguna concesión importante y Fidel, esta semana, rechazó la amistad con Washington. La permisión de algunos comercios privados, como restaurantes, data de antes del anuncio del cambio de política. Tan poca credibilidad tiene esta “flexibilización” que los cubanos arriesgan sus vidas en balsas o atravesando a pie la selva del Darién para escapar de su país.
Tampoco es cierto que inversiones estadounidenses mejoren la situación de los cubanos. Una parte importante de los sueldos que se les pagan son retenidos por el Gobierno y son recursos que fortalecen al régimen. Castro lo advirtió desde un principio. El periódico oficial del régimen, Granma, dijo: “nadie puede pretender que para (reanudar relaciones Cuba tenga) que renunciar a uno solo de sus principios, ceder un ápice en su defensa… (la visita es) el reconocimiento de la legitimidad de nuestro gobierno”. Por el contrario, en presencia de Obama afirmó que en Cuba no había ningún preso político y que si le mencionaban alguno, inmediatamente lo liberaría. Minutos después, varias ONG (no el Departamento de Estado) le enviaron listas de estos detenidos los que, obviamente, no fueron liberados.
Obama, en sus últimos meses como presidente, cree que pasará a la historia queriendo copiar el gesto de Nixon con la China de Mao. No se da cuenta de que es una situación muy diferente, que Nixon no legitimó a Mao ni a la subversión comunista, que China no queda al lado de los Estados Unidos y que Kissinger no se reunió entonces con los principales exportadores de cocaína a su país. Por todo esto, Obama es el principal promotor de Trump.