Santos y Venezuela
El actual Gobierno colombiano ha adoptado una actitud apaciguadora para con la Venezuela socialista. Recordamos la célebre frase del “nuevo mejor amigo” después de la reunión de Santos y Chávez en Santa Marta en agosto de 2010. Pero en 2009 Santos llegó a pedir la convocatoria de un Consejo Superior de Seguridad contra el parecer del entonces presidente Uribe, iniciativa que, según Andrés Pastrana se debió a haber recibido el ministro Santos información de la CIA sobre ubicación exacta de jefes guerrilleros de las Farc en Venezuela. Chávez dijo de Santos “Este señor es un mafioso (…), de ganar (Santos), “tendríamos que cerrar totalmente el comercio con Colombia”. Tal vez algún día sepamos qué motivó este cambio radical de política de nuestro Presidente frente al chavismo. Aunque hoy todos conocemos la actitud apaciguadora de Santos, esta queda clara en sus declaraciones a María Isabel Rueda (El Tiempo, 14-3-2014). Es una política de total pasividad, justificada en el principio de no interferencia en los asuntos internos de otros Estados, pero en la interpretación que tenía esta doctrina en el Siglo XVIII cuando, para tratar de dar fin a las interminables y cruentas guerras de religión, los gobiernos europeos, mediante los tratados de Westfalia, convinieron que cada uno podía hacer dentro de sus fronteras todo lo que quisiera, sin que otros tuvieran derecho a opinar. Naturalmente que este principio es defendido a ultranza por los regímenes violadores de los derechos humanos y de los principios democráticos y que quieren obrar con impunidad, pero ellos mismos no los respetan cuando quieren subyugar a otros países, como fue el caso de Rusia en Osetia del Sur y ahora en Ucrania. Uribe tenía otras ideas, había que protestar contra la vulneración de los principios democráticos y los derechos de Colombia, comenzando por la ayuda a las Farc y al Eln. Confrontaba a los venezolanos cuando debía y Santos, como su ministro de Defensa implementaba sus políticas, pero ahora este decidió que esa política no era la correcta y que es mejor la línea blanda: “lo peor sería provocar al gobierno venezolano para que se venga lanza en ristre contra Colombia… Venezuela ha ayudado al proceso de paz, lo reconozco, lo aprecio, y ha sido muy útil. En lo demás tenemos un pacto de convivencia útil para los dos países.” ¿Cuál es este pacto? No “provocarlo”, es decir, le tiene miedo a las reacciones de Maduro, no hay que irritar al matón del barrio porque va y nos pega. ¿Rompe relaciones? ¿Definitivamente no paga lo que nos deben? ¿Expulsa a los millones de colombianos que allí viven? Las democracias se han caracterizado por apaciguadoras (Munich, Siria), pero Colombia, Panamá, Perú, Chile y México podrían, conjuntamente, tener una fuerte influencia y evitar que más pronto que tarde tengamos regímenes tipo Socialismo del Siglo XXI.