LIONEL MORENO GUERRERO | El Nuevo Siglo
Viernes, 8 de Noviembre de 2013

Café y subsidios

 

Que el café colombiano no es competitivo no es novedad. Hace varios años dejó de serlo y Brasil o Vietnam tienen una productividad varias veces mayor que Colombia. Grave es que ni la Federación de Cafeteros, ni el Gobierno nacional hayan, desde hace mucho, tomado medidas drásticas para revertir esta situación y se limiten a pequeñas campañas para mejorar cultivos (sí ha habido aumentos en productividad, pero estamos lejos de los  principales productores) y a subsidiar a los cultivadores cuando protestan. Así continuará desapareciendo nuestra presencia internacional ya en el 7%. Vale preguntarse hasta cuándo se subsidiarán el café y otros productos, agrícolas o no. Los subsidios no tienen justificación económica sino para franquear coyunturas cortas y son altamente perjudiciales los políticos al desviar recursos hacia sectores ineficientes, recursos que deberían invertirse en infraestructura, educación e investigación. Solamente en este año se han dado subsidios apreciables: $ 1 billón para los cafeteros; $ 42.000 millones para los paperos; $ 10.000 millones para los lecheros; $ 10.000 para los arroceros más franja de precios; $ 38.000 millones para los cacaoteros; servicios públicos para estratos 1, 2 y 3; 100.000 viviendas gratis; ventajas para los camioneros, etc. Hay que sumarle a lo anterior lo que tiene que pagar de más el consumidor colombiano por la protección a productos como el arroz. Como dijo el Ministro de Agricultura, los subsidios agrícolas deben desmontarse.

Falta tomar en cuenta las subvenciones para 2014. Los caficultores no quedaron satisfechos con el subsidio de $ 160.000 por carga de 125 kgs. que recibieron hace unos meses para que no siguieran en paro y que, para solo 2013, representa un total de $ 1 billón, a cargo, naturalmente, del presupuesto nacional, es decir, de los colombianos. Ahora convocan a una “toma pacífica de Bogotá” para el 3 de diciembre, alegando incumplimientos del Gobierno en cuanto al pago de los subsidios y a condonaciones de préstamos y hablan de un nuevo paro nacional para principios del año próximo. Probablemente esperan que el Gobierno esté predispuesto a nuevas concesiones en año electoral. Ya el Gerente de Federacafé ha dicho que las ayudas que el Gobierno les da deben prorrogarse, de lo contrario “nos quebramos”. El problema del café es muy grave. Simplemente Colombia no es competitiva y no es factible que, fuera de los cafés especiales, llegue a serlo. Las conclusiones de la comisión designada por el Gobierno para estudiar el problema, esperadas para febrero, no traerán soluciones milagrosas. Las naturales recomendaciones serían mejorar la educación de los campesinos (toma mucho tiempo), sembrar calidad “robusta” (la Federación, ilógicamente, se opone), sembrar en climas más cálidos (¿quién asume el riesgo?), esperar una devaluación (la está esperando el sector productivo hace años). Parece que nuestro café corre el peligro de seguir el mismo camino que, en su momento, el caucho y la quina.