PENSANDO CON EL DESEO
Las alternativas del Presidente
Las apariencias indican que el presidente Santos fue otro presidente que cayó en la trampa de las negociaciones. ¿Qué argumentos lo llevaron a iniciar estas negociaciones? Tal vez algún día sepamos qué pasó en las conversaciones previas que condujeron a La Habana pero hoy todo es especulación. Santos no es recién llegado a la política y conoce bien a la guerrilla, de manera que desde que aceptó negociar, especialmente pensando que estas negociaciones culminarían en “cuestión de meses” es porque creyó en alguna clase de promesas. ¿Se dejó obnubilar por la posibilidad de alcanzar la paz unos meses antes de las elecciones presidenciales, lo que le aseguraría la reelección? En algunas circunstancias todos pensamos con el deseo.
En todo caso el Presidente está ante tres alternativas muy complicadas que él mismo ha identificado: romper las negociaciones; suspenderlas durante la campaña electoral; continuarlas como hasta ahora. Ninguna muy satisfactoria y no hay prácticamente posibilidades de llegar a un acuerdo antes de las elecciones. Terminar las negociaciones no le conviene a ninguna de las dos partes. Para las Farc concluiría la exposición mediática que tantos réditos políticos le ha dado. Para Santos sería admitir un fracaso, lo que la oposición explotaría en la campaña. Suspenderlas durante el período electoral, como las mismas Farc lo han sugerido (para que no los acusen de querer aprovechar la campaña y para ayudar al Presidente), es para las dos partes mejor que terminarlas: continuaría el suspenso y la exposición mediática para las Farc, Santos no pierde la cara y seguiría alegando que debe ser reelegido para alcanzar la paz. Continuarlas durante la campaña electoral es, tal vez, la opción preferida por las Farc y por el presidente. Las Farc callan prudentemente al respecto para que no se diga que es lo que buscan. El Presidente les preguntó a sus seguidores en el Congreso que, naturalmente, lo instaron a continuarlas (¡lo han pedido los parlamentarios!).
El gran interrogante es si las circunstancias están dadas para llegar a un acuerdo de paz y si Santos creyó, equivocadamente, que se estaba en una de las situaciones en las que, solo, se reconoce, se puede lograr la paz: 1) Los contrincantes realizan que de continuar el conflicto ambos están abocado a una catástrofe; 2) Los costos del conflicto (militares o económicos) se vuelven insoportables para uno de los contrincantes que debe entonces buscar terminar el conflicto para no ser aniquilado, 3) Ambos consideran que es el momento más conveniente para terminar el conflicto. ¿Creyó nuestro Presidente que las Farc, reducidas a menos de 8.000 hombres, estaban listas para reconocer su derrota? ¿Ninguno tiene medios para continuar la lucha? Sería momento muy conveniente para el Presidente, pero ¿para las Farc? Ninguno parece ser el caso y falta aún mucho tiempo para que Colombia recupere la paz.