LIONEL MORENO GUERRERO | El Nuevo Siglo
Viernes, 12 de Abril de 2013

La manifestación espontánea

 

El pasado martes 9 de abril muchos colombianos salieron a la calle a manifestar, según el presidente Santos, en forma espontánea. Esta manifestación fue convocada originalmente por la extrema izquierda, especialmente por Piedad Córdoba quien pagó aviso de página entera en El Espectador  (7 de abril), Iván Cepeda y el alcalde Petro, reconocidos marxistas. Santos se “colinchó” para tratar de convertir las manifestaciones en un plebiscito adelantado de lo que se conviniera en las negociaciones que con las Farc desarrolla en Cuba. Nadie en Colombia está contra la paz. Todos la queremos. Pero hay algunos que temen que Santos, en su deseo de llegar a las elecciones presidenciales en busca de reelección y dado su carácter conciliatorio, de querer estar bien con todo el mundo y de presentarse como el Presidente que logró la paz después de 60 años, haga concesiones desmesuradas en lo político y asegure impunidad para delitos de lesa humanidad. En democracia un gobernante debe someterse a este escrutinio. Pero, ¿por qué esta asociación de Santos con la extrema izquierda? Sencillamente porque esta quiere apoyo para las concesiones que busca y que nadie pueda decir, como lo hizo Pastrana, que Santos no tiene un mandato expreso para la paz.

Pero esta manifestación no fue espontánea. Convocada, como dijimos, por la extrema izquierda, recibió luego enormes recursos económicos, especialmente la marcha en Bogotá, en la que participaron unas 100.000 personas. En las otras ciudades, Medellín, Barranquilla, Cali, etc., la participación fue lánguida como lo manifiesta la prensa (Medellín 2.000, Cali 500). A la capital se trajeron miles de campesinos de áreas como Santanderes, Cauca, Meta, Chocó, Eje Cafetero, La Guajira, etc. La Contraloría General de la Nación debería indagar quien pagó por los más de 400 buses (ver prensa) que los trajeron y devolvieron, quien pagó por la alimentación, alojamiento, camisetas (el Presidente y Petro las vistieron), banderas, “viáticos,” etc. Los solos buses debieron costar más de $ 4.000 millones. ¿Cuánto costó el despliegue de 15.000 soldados para un desfile paralelo, supuestamente para conmemorar las víctimas de las Fuerzas Militares? ¿Quién pagó a los artistas que actuaron para distraer a los asistentes? ¿Colegios y oficinas cerradas para que estudiantes y empleados públicos participaran? ¿En estas “inversiones” se van los recursos de la salud, educación y vías? ¿Estarán gobernantes involucrando al Ejército en apoyarlos, como en otros países vecinos? No lo creemos pero hay que tener mucho cuidado. El presidente Santos hace bien en tratar de llegar a una negociación con las Farc y no coincido con Uribe en creer que la única forma de lograr la paz es eliminando militarmente a la subversión, pero tienen derecho quienes, en ejercicio de la democracia, consideran que la derrota militar de la guerrilla es la única forma de pacificar definitivamente al país. Ninguno es traidor a la patria.