LIONEL MORENO GUERRERO | El Nuevo Siglo
Viernes, 15 de Febrero de 2013

Aviones no pilotados

 

En  la lucha contra la subversión en el Medio Oriente, especialmente en Afganistán contra los talibanes y también contra éstos cuando traspasan la frontera con Pakistán donde, a menudo, el ejército de este país los ayuda (como Venezuela con las Farc y el Eln, en este caso considerando los pakistaníes que los talibanes pueden ser un contrapeso a la influencia de la India, su archienemiga), los Estados Unidos han empleado, con creciente intensidad aviones no tripulados, los llamados “drones”, al punto que Obama ha quintuplicado estos ataques en relación con el gobierno Bush. Este avance bélico, que no arriesga la vida de pilotos y no necesita grandes instalaciones, ha comprobado ser de mucha efectividad. En estos bombardeos se han dado bajas civiles, lo que ha servido de argumento a algunos para criticar su uso como contrario al derecho internacional humanitario y solicitar suspender su utilización.

No es la primera vez en la historia que nuevas armas son criticadas por esta razón, por ejemplo, en 1139 en el Concilio de Letrán, el Papa Inocencio II prohibió el uso de las ballestas por los cristianos por "el peligro que representaba para la humanidad un arma semejante". Hoy día las armas que han sido prohibidas por la comunidad internacional son aquellas que provocan un gran número de bajas indiscriminadamente, es decir, no solo entre las filas del ejército enemigo, sino entre la población civil, como las llamadas armas de destrucción masiva (armas atómicas, biológicas y químicas). ¿Puede decirse que los aviones no tripulados infligen tales bajas y por lo tanto deben ser considerados como armas contrarias al derecho internacional? No parece. Simplemente los pilotos que los conducen no están dentro de los aviones y por lo tanto no corren riesgos. Además, su costo y mantenimiento es menor que el de los aviones pilotados y, aunque se produzcan bajas civiles, especialmente porque los subversivos están mezclados con la población civil, estas son mucho menores que las que causaría un bombardeo aéreo convencional. Claramente estos “drones” no son el arma “panacea” pero son mucho más precisos que los aviones tradicionales, especialmente en una guerra no convencional (donde no hay grandes movimientos de ejércitos), pueden permanecer en el aire mucho mayor tiempo y su efectividad para atacar blancos pequeños es muchísimo mayor. Y es precisamente por esta razón que son criticados, en particular por aquellos que se inclinan por los subversivos y consideran que las tropas de la OTAN en Afganistán no son más que invasores y que Al Kaeda en Yemen tiene razón en tratar de expulsar de la región a los “infieles,” mientras no critican los ataques suicidas en una plaza de mercado o en una mezquita llena de fieles.

Ojalá que en Colombia tuviéramos muchos “drones” aunque protesten aquellos que no censuran las minas antipersonales, ni las voladuras de escuelas. Nos ahorrarían muchas víctimas.