"Last Minute" es el reclamo que se utiliza en las agencias de viajes o en aerolíneas para conseguir en el último minuto las tarifas más bajas. El Gobierno de España no es ni una cosa ni otra, pero tiene una cierta adicción por el último minuto. El ejemplo más cercano lo hemos tenido con el decreto de medidas para el ahorro energético que como era sabido de antemano iba a ser aprobado por la mayoría de investidura.
Han querido, unos y otros, llevar la supuesta tensión, el supuesto misterio hasta ese último minuto para que, una vez más, todo vuelva a ser como ha sido a lo largo de toda la legislatura: diálogo de última hora, gobierno repartiendo adecuadamente los papeles para insistir y hacer ver su innata vocación por el diálogo y el acuerdo y, al final, lo de siempre o casi siempre: nadie más intolerante, más hostil hacia la propia democracia, más mangantes que los del PP.
No creo que nadie, con un poco de sentido común, se atreva a afirmar que el PP lo hace todo bien, ni mucho menos, pero es llamativa la recurrencia en las acusaciones al principal partido de la oposición cuando, como en esta ocasión y que se sepa, nadie del Gobierno ha estado dispuesto a dedicar un par de horas para intentar un acercamiento con el único partido con capacidad para ser alternativa.
Y aquí, en esta capacidad, puede residir el paseíllo que ministro tras ministros hemos visto a lo largo de los últimos días arremetiendo contra Alberto Núñez Feijóo. Es todo tan repetido, tan sabido, que ya parece un mal vodevil.
¿Alguien cree que ERC o Podemos o Bildu iban a dejar que el Gobierno pactara algo expresamente con el PP? No. No ha habido pacto ni lo va a haber. Esta en la naturaleza misma del Ejecutivo y sobre todo de su presidente; no dar un paso atrás, no permitir ni medio acuerdo con Feijóo.
Algunos pueden argumentar que es porque estamos en tiempo electoral. Que nadie se engañe. Este no diálogo, aunque sea para concretar que no hay acuerdo, es toda una estrategia en la que el Ejecutivo va a ahondar con especial interés a medida que transcurran las semanas. Además, tendremos que escuchar a Patxi López eso de que pactan con Bildu porque el PP es una oposición impresentable.
Que critiquen al conservador partido Popular todo lo que les venga en gana, pero que no intenten tomarnos el pelo. Se aprueba el decreto y se teje un trocito más de la manta con la que pretenden cubrirse dejando al PP a la intemperie hasta que llegue a la conclusión que por mucho que las encuestas le den como primera fuerza, ellos, todos los que conforman la mayoría de investidura, son más y además tienen vocación de Estado.
Oponerse, que no desobedecer, es insumisión. Así se las gasta el Gobierno cuando todavía faltan meses para las elecciones... Nos queda mucho por ver.