Soy de quienes preferirían llamar a la Tierra planeta Agua por una doble condición: primera, ser el agua el elemento de la vida -la que conocemos- y de cuyo fundamento dan cuenta las mitologías y la ciencia; segunda, es el elemento más abundante: 75% de la superficie del planeta está cubierta por el agua de los océanos; y el 2.5% de agua dulce, de la cual solo el 0.7% se encuentra en estado líquido.
En el planeta la democracia como sistema político se encuentra en todas las regiones. Actualmente más de la mitad de los países cuentan con sistemas democráticos -en 1975 solo el 26%-. En América Latina y el Caribe el 86% de los países. Es decir, hoy más de 4.000 millones de personas viven bajo alguna forma democrática que se han venido consolidando después de 1975, en lo que se llamó la tercera ola de democratización que comprendió el 72% de las democracias actuales. (IDEA/2020).
Los ecosistemas son el sustento de la vida. Un modo de desarrollo y la codicia por la tierra y por el agua han perturbado su equilibrio, amenazando con su destrucción y por ende con la vida. Así mismo, se podría decir que en la mayoría de las sociedades humanas la democracia -inacabada y que puede retroceder- funciona como un ecosistema que le da sustento a múltiples relaciones. El IDEA establece los siguientes cinco atributos de la democracia sobre los cuales verifica periódicamente su estado: 1. Gobierno representativo; 2. Derechos fundamentales; 3. Control del gobierno; 4. Administración imparcial y 5. Participación. El estado y evolución de dichos atributos también nos puede dar cuenta del estado de los ecosistemas democráticos.
Así como en los ecosistemas, en las culturas humanas está presente de una u otra forma la amenaza de su destrucción y de extinción de la vida. La pandemia del Covid-19 nos lo ha recordado con fuerza y nos sorprendió a pesar de estar avisados que podía ocurrir, perturbando varios sistemas humanos. Han muerto más de 1.700.000 personas y las medidas para afrontar la crisis afectaron gravemente la sociedad, la economía y la democracia.
Además, sobre AL y C el informe IDEA llama la atención que “…de manera similar a la tendencia global registrada, casi dos tercios (65 por ciento) de los países en la región han implementado medidas para contener la Covid-19 que podrían considerarse preocupantes para la democracia y los derechos humanos.”
Así mismo, el cambio climático, la desigualdad, la corrupción, el narcotráfico, las guerras y las violencias, amenazan la vida y perturban el ecosistema democrático. También cuando se rompe el equilibrio de poderes, cuando se conculcan libertades, cuando se aplasta la diversidad con la aplanadora de los sectarismos y autoritarismos, cuando se desconocen las reglas de la alternancia en el poder y se pretende apropiarse del Estado.
La democracia se sostiene en un tipo de ecosistema frágil. Y como se ve en tiempos de crisis se debilita la vida democrática, a pesar de que se sabe que los ecosistemas con mayor diversidad tienden a ser más estables. Es tiempo de celebrar la vida y la paz, preservando el equilibrio de los ecosistemas democráticos.
@Fer_GuzmanR