La purificación de Petro | El Nuevo Siglo
Viernes, 4 de Febrero de 2022

Si bien estamos acostumbrados a que Gustavo Petro hace mangualas hasta con el diablo para lograr sus objetivos, nos llama poderosamente la atención que hoy peregrine hasta el Vaticano para hacer alianzas con Dios, o al menos con su representante legal. "París vale una misa " dijo en su momento el rey Enrique y por eso es que lo vemos decidido a llegar a la Casa de Nariño, acompañado de sirios y troyanos.

En todas las encuestas Petro lleva una holgada delantera, pero él mejor que nadie sabe que aun miles de colombianos lo ven como la mismísima reencarnación de Satán, y por eso ha ido al Vaticano para que le laven el azufre. Petro juega al solitario porque no tiene bancada fuerte que lo respalde, pero eso lo tiene sin cuidado porque sabe cómo son de moldeables los padres de la patria.

Desde luego un triunfo petrista sería un colosal desatino no solo para nuestra economía, sino pata todas nuestras instituciones. Mucho más sin la tradicional solidez que antaño tenía el sistema partidista.  Pero como están las cosas, ya resta poco por hacer.  Ni siquiera el uribismo podría hacerle un exitoso frente. Cuánta razón tenía Bolívar cuando decía que "todo país tiene el gobierno que merece".

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De todo lo que ha venido ocurriendo con nuestra Selección Colombia lo que queda claro es que el equipo no tiene ni la jerarquía ni las ganas que se necesitan para competir en el Mundial de Qatar.

Su lucimiento es lastimero en pleno campo de juego. Ni individual ni colectivamente hay entendimiento. Ni James, ni Falcao, ni Díaz se encuentran con el esférico y menos atinan a qué hacer con él y cómo meterlo al arco contrario. ¡Seiscientos minutos sin un gol!

Ya los inconformes piden el relevo de Reinaldo Rueda, pero no hay con quién reemplazarlo. Estamos en la inmunda...Deberán pasar varios años en el proceso no de reconstrucción, sino de renacimiento de un equipo tricolor. Qué lejos están los años noventa y esa selección que podría haberse coronado campeona del mundo, si no hubiera sido por las apuestas, según confesó entonces el “Tino” Asprilla.

Qué tiempos aquellos los del maravilloso toque-toque. Hoy no hay con qué ni con quién revivir esas preciosuras. Será borrón y cuenta nueva y esperar otros cuatro años.

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En estos tiempos de pandemia hemos tenido en Colombia la fortuna de contar con las luces y los conocimientos de un gran ministro de Salud. La gestión del doctor Fernando Ruiz debe concitar el reconocimiento y agradecimiento de todos los colombianos. Ha contado con un gran equipo de trabajo y un sistema hospitalario bien aceitado. El presidente Duque seguramente tiene muy en claro que no podrá dejar de contar con sus servicios hasta que la pandemia se haya ido.

El gobierno y el parlamento debería aprovechar la coyuntura para poder estructuralmente preparar al país para futuras pandemias que, según los expertos, serán pan de cada día en el futuro cercano. Infortunadamente el resto del gabinete, con la muy notable excepción de la señora Canciller, no brilla de manera especial.  Son tiempos para buenos gobiernos. No hay lugar para improvisar ni para experimentar.

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Colombia ha sido desde siempre un país mal alimentado y ha sufrido de recurrentes ciclos de desnutrición, a pesar de tener una producción agrícola abundante, pero muy mal distribuida.

Por eso es lógico el testimonio de la FAO, muy a pesar de las rabietas oficiales. Hoy el mundo entero está dando gran atención a estos asuntos de verdadera supervivencia.

"Carece de soporte fáctico, funciones metodológicas y claridad conceptual, que de credibilidad a sus afirmaciones", ha dicho el gobierno colombiano. Lo más grave sería que no hiciéramos caso de estos llamados atención.

Adenda Uno

Según Rodrigo Lara, los hijos de Galán se han apoderado del Nuevo Liberalismo para sus propios intereses.

Adenda Dos

El gobierno no está cumpliendo con la ley de comida chatarra que le obliga a etiquetar los alimentos.