El reciente paro de transportadores, con sus múltiples implicaciones, parece haber eclipsado uno de los ataques más viles perpetrados en los últimos días: un atentado contra una patrulla de la Policía Nacional en Norte de Santander. Los policiales, en cumplimiento de su deber, se dirigían de la capital hacia el municipio de Salazar de las Palmas, cuando fueron blanco de un atentado que dejó gravemente heridos al Mayor Nicky John Erazo Rodríguez y al Subintendente Javier Polentino Lozada. Este último, lamentablemente, enfrenta la posibilidad de perder una pierna debido a la gravedad de sus heridas.
No busco en estas líneas victimizar a los hombres y mujeres de la Policía, menos despertar compasión por ellos, porque los policías de Colombia, investidos de honor y dedicación, cumplen su compromiso con el juramento hecho ante el altar de la patria y en medio de la adversidad, siguen demostrando valentía, responsabilidad y entrega, defendiendo la vida y bienes de una sociedad que frecuentemente se ve desprotegida ante la amenaza de grupos delincuenciales, que operan con impunidad en diversas regiones del país.
No es un secreto que los atentados contra la fuerza pública, integran la estrategia sistemática de grupos armados ilegales y en este caso, del frente Juan Fernando Porras (Eln), que hace presencia en la región y es señalado como protagonista de la agresión. Resulta indignante pensar que estos delincuentes, de ser capturados, podrían terminar nominados como "gestores de paz”, muestra de la vergonzosa tolerancia que el gobierno ha exhibido hacia quienes cometen actos de terrorismo y violencia.
La cobardía de estas catervas es palpable, pues al percatarse que no pueden enfrentarse abiertamente a las fuerzas del orden, compuesta por hombres y mujeres valientes que, con firmeza, defienden los derechos de la ciudadanía, recurren al terrorismo, las emboscadas y ataques furtivos, buscando sembrar el caos y la desestabilización. Estos actos son prueba de la amenaza constante que los narcoterroristas representan para la paz y seguridad patria.
Quiero expresar mi sincero reconocimiento y admiración a todos los policías, que a pesar de las circunstancias, no se rinden ni se dejan intimidar; unidades militares y policiales que audazmente continúan defendiendo la seguridad de nuestra nación, conscientes que enfrentan una realidad de violencia y desprotección gubernamental.
Hacemos un llamado al Gobierno Nacional porque no podemos permitir que estos grupos delictivos actúen con ventaja e impunidad. Es imperativo que el Estado fortalezca su apoyo a la fuerza pública, brindándole las herramientas y el respaldo necesario para combatir estas amenazas y garantizar la seguridad de los colombianos, solo a través de una acción decidida y contundente podremos devolver la tranquilidad a las regiones afectadas por la violencia.
Que el sacrificio de nuestros valientes no sea en vano. Debemos enfrentar la amenaza con un Estado implacable en defensa de la paz y el orden.