El 20 de agosto se cumplieron 80 años del asesinato de Leon Trotsky en Ciudad de México. Hace pocos días, durante una entrevista, Leonardo Padura, autor de la espléndida novela El Hombre que Amaba a los Perros, que relata la historia de ese asesinato, me dijo que tras la publicación de su novela encontraba frecuentemente personas que sin pudor se declaraban trotskistas, pero que no había encontrado uno solo que se confesara estalinista. (No que no haya, sino que no lo declaran, podríamos agregar).
La figura de Trotsky sigue fascinando a historiadores y analistas. Un hombre lúcido, combativo y violento, derrotado por el peso de un competidor más violento que al final de sus días se refugiaba en una casa mexicana devenida en búnker en donde cuidaba con dedicación de anciano a sus perros, pollos y conejos.
Ese Trotsky, el de la caída, el de los días finales, está retratado en Los Amantes de Coyoacán, la secreta historia de amor entre Frida y Trotsky, escrito por uno de los más dedicados biógrafos de Frida Kahlo, el francés Gérard de Cortanze. El libro es mucho más Frida que Trotsky y más que una novela rosa: cuenta las tribulaciones políticas de estos indiscutibles protagonistas del Siglo XX y pone en evidencia la condición lábil de algunos de ellos, como el propio Diego Rivera que abjura del comunismo y del trotskismo cuando es necesario y Trotsky, que se declara admirador de André Breton cuando apenas sabe de quién se trata.
La historia de amor relatada en Los amantes de Coyoacán no tiene desperdicio: un hombre que sabe que no evadirá la condena a muerte que le ha dictado Stalin y una mujer atravesada por el dolor físico, urgida por beber hasta la última gota del placer y cabalgando en la vertiginosa relación con Diego Rivera. La consecuencia es explosiva: “El amor de Frida y León, en medio de todo esto, no había sido más que un paréntesis inesperado, y el de Frida y Diego, un espejismo”.
El Trotsky del romance con Frida es un hombre reseco, abatido, que le confiesa a Frida que vive insatisfecho, desesperado y triste. Desde el primer día, el romance entre León y Frida tenía fecha de caducidad. Él había decidido morir al lado de Natalia y ella no podía desprenderse del amor tóxico de Diego, un genio irrepetible, pero también un machista sin freno. Los amantes de Coyoacán es un relato biográfico, pero se lee como una novela, aunque cuesta pensar que la imaginación de un escritor pudiera haber creado personajes tan extraordinarios